jueves, 29 de septiembre de 2011

La única llave

Todos somos dueños de cada acción que realizamos.
Somos los únicos capaces de hacer lo que se nos ocurra.
Somos portadores de una llave que nos permite abrir cada puerta que se ponga delante nuestro; de investigar, de experimentar lo que la vida nos tiene preparado.
Esa llave nos abre oportunidades; nos abre al mundo y a la vez, nos abrimos nosotros mismos; mediante la confianza y en el creer en los demás.
Pero esa llave también tiene la habilidad de cerrarnos, de aislarnos de todo lo malo que vivimos alguna vez.
Si nos cerramos perdemos muchísimas cosas que pueden ser positivas para nuestra vida.
Cerrarnos a los prejuicios, a las reglas, incluso al amor que puede estar tan cerca que por estar cerrados/cegados, no lo vemos.
Mediante la apertura mental; aparecen situaciones que uno no estaba dispuesto a vivir; ni siquiera se daba cuenta que podía cambiar en algunos aspectos.
Son muchas las palabras que nos abren puertas y son muchas más las que nos la cierran; pero nosotros decidimos qué hacer.
De eso se trata la democracia emocional; de decidir con quién estar y con quién pasar momentos agradables y hacer el bien, sin mirar a quien, pero es necesario abrir muy bien los ojos cuando recibimos palos.
Si cuando damos amor, nos tiran con rencor; alejarse es lo mejor que podemos hacer.
Cerrar todo lo que nos impida seguir nuestro camino.
La única llave es nuestro corazón; es la que nos abre las puertas de la felicidad.
Si estamos encerrados, solo nos vemos a nosotros y de manera limitada.
Toda nuestra luz interior puede brillar mucho más si nos abrimos.
Si todo ser que se suma a nuestra vida, nos ve, se alegrará de vernos con este brillo especial.
Podrán ver que estamos dispuestos, que queremos hacer el bien, que deseamos la unión a todo nivel y que queremos iluminar.
En cada día, en cada amanecer una nueva luz de esperanza está a nuestro alcance; solo debemos estirar la mano y tomar nuestra parte; lo que el destino nos regala, lo que el amor nos brinda en cada palabra que recibimos.
No hay caídas ni tropiezos cuando estamos bien parados y sabemos hacia donde vamos.
El cielo nos guia y el amor que vive en nosotros no dejará nunca de abrir puertas y mentes.
Si tu llave es tu corazón, porqué te cerrás al amor?
Si esa misma llave te permite ser feliz, porqué no te abrís?
Todo lo que alguna vez cerraste, puede ser abierto desde la humildad.
Toda la bondad que protegiste desde tu niñez, puede ser compartida con la gente que quiere acompañarte en la vida.
Uno de los tantos nombres de Dios es Yahve y se pronuncia igual que llave.
La única llave que te abre todas las puertas es Dios.
MARIANO SANTORO