La vida nos da momentos para todas las ocasiones y éste, es mi momento para escuchar.
Todos los días, la vida nos da señales y mensajes y no siempre estamos preparados o no nos damos cuenta de lo que nos quieren decir.
Para transmitir hay que recibir.
Para progresar hay que soñar.
Para hablar hay que escuchar.
Siempre he sido un buen oyente y me perfeccioné con los años.
Escuchar toda clase de noticias y de información.
Un infinito cofre de sabiduría que mezclan anécdotas y experiencias y todas juntas sirven para ayudar.
Ayudar con bondad.
Comprender con delicadeza.
Estar y dar favores.
Ganar con humildad.
Inteligencia para jugar.
Luchar para no mentir.
No existe un arte para escuchar, solo es necesario brindar nuestro tiempo para que sepan que pueden contar con nosotros.
Oír cada palabra ya que en cada una que nos dicen cuando la confianza es la unión de las personas reunidas en ese momento, hay amor.
Entender y descubrir la manera de ayudar.
Todos necesitamos una guía, un camino y nuevas puertas para abrir.
Todos necesitamos saber interpretar y querer de manera incondicional.
Y cuando el destino nos cierra una puerta, es para que bajemos la velocidad y recuperemos la paciencia.
Relajarnos, soñar y tranquilizarnos.
Prestar atención a lo que nos quiere decir la naturaleza.
Aprenderlo para tenerlo presente cuando sea requerido.
Mensajes divinos que están escondidos en pequeños momentos de nuestra vida.
Y que al unirlos como un rompecabezas de lo que tenemos por delante, descubrimos el gran secreto del vivir una hermosa vida.
La vida me obliga a escuchar y parte de mi rebeldía sabe que es muy importante para aprender nuevas palabras.
Nuevos mensajes que serán analizados y perfeccionados para seguir haciendo correr la rueda del destino.
En cada palabra dicha con amor hay silencios cómplices.
En cada frase hay una inmensa cantidad de mimos al alma.
Es mi momento para escuchar y estoy feliz por las palabras que Dios tiene para decirme.
MARIANO SANTORO
Todos los días, la vida nos da señales y mensajes y no siempre estamos preparados o no nos damos cuenta de lo que nos quieren decir.
Para transmitir hay que recibir.
Para progresar hay que soñar.
Para hablar hay que escuchar.
Siempre he sido un buen oyente y me perfeccioné con los años.
Escuchar toda clase de noticias y de información.
Un infinito cofre de sabiduría que mezclan anécdotas y experiencias y todas juntas sirven para ayudar.
Ayudar con bondad.
Comprender con delicadeza.
Estar y dar favores.
Ganar con humildad.
Inteligencia para jugar.
Luchar para no mentir.
No existe un arte para escuchar, solo es necesario brindar nuestro tiempo para que sepan que pueden contar con nosotros.
Oír cada palabra ya que en cada una que nos dicen cuando la confianza es la unión de las personas reunidas en ese momento, hay amor.
Entender y descubrir la manera de ayudar.
Todos necesitamos una guía, un camino y nuevas puertas para abrir.
Todos necesitamos saber interpretar y querer de manera incondicional.
Y cuando el destino nos cierra una puerta, es para que bajemos la velocidad y recuperemos la paciencia.
Relajarnos, soñar y tranquilizarnos.
Prestar atención a lo que nos quiere decir la naturaleza.
Aprenderlo para tenerlo presente cuando sea requerido.
Mensajes divinos que están escondidos en pequeños momentos de nuestra vida.
Y que al unirlos como un rompecabezas de lo que tenemos por delante, descubrimos el gran secreto del vivir una hermosa vida.
La vida me obliga a escuchar y parte de mi rebeldía sabe que es muy importante para aprender nuevas palabras.
Nuevos mensajes que serán analizados y perfeccionados para seguir haciendo correr la rueda del destino.
En cada palabra dicha con amor hay silencios cómplices.
En cada frase hay una inmensa cantidad de mimos al alma.
Es mi momento para escuchar y estoy feliz por las palabras que Dios tiene para decirme.
MARIANO SANTORO