Mediante la fe verdadera se ve el crecimiento del ser humano.
En cada despertar, podemos ver la vida de diferentes maneras.
Somos los únicos testigos y cómplices de lo que pueda llegar a pasar en este día.
Podemos sentirnos culpables por seguir atrayendo malas vibraciones o podemos darnos el inmenso placer de disfrutar y de dar gracias por vivir.
Nuestros ojos pueden permitirse ver todo lo bello que tiene la vida y la naturaleza; o puede cerrarse y ver lo que le ha pasado hasta el día de hoy.
Algunos, podrán visualizar una constante repetición de malos momentos.
Pero la fe, hace que todo eso se revierta.
Somos libres de pensar y de sentir; de ver y de mirar.
Cuando en algún instante nos encontramos en la más absoluta soledad, podemos mirar a nuestro alrededor y solo veremos rincones de tristeza; pero todo eso ya es parte del pasado, porque ya cumplió su ciclo y se ha dejado a un lado; ya no está en nuestro ser, sino que lo sacamos y nos ha costado mucho hacerlo y hoy, queremos tener otra visión de la vida.
Porque cuando miramos en nuestro interior, sabemos muy bien por todo lo que tuvimos que pasar y ya no lo queremos más; queremos otra vida, queremos algo mejor porque lo merecemos.
Observamos todo lo que nos rodea y a veces, sentimos que esa vida no la podemos tener.
Nos ponemos un freno a todo lo positivo.
Tapamos nuestros ojos creyendo que no somos capaces de conseguir ser felices.
Y ahí es cuando debemos desbloquear esa visión nublada.
Porque detrás de esas nubes hay sol.
Ese sol es el que nos permitirá ver todo lo que ya vive en nuestro corazón y todo lo que deseamos con el alma.
Buscamos adrenalina; buscamos la paz interior y solo se logra teniendo una visión positiva de la vida.
Muchas veces buscamos afuera cuando la verdad está en nuestro ser.
Cerremos los ojos, imaginemos lo que tanto queremos.
Prueben de traerlo para sí.
Veanlo cerca, hasta que lo sientan demasiado cerca.
Sigan con los ojos cerrados y sueñen despiertos.
Miren como se van modificando los sentidos; sientan como el corazón late de otra manera.
Si ya estás sintiendo todo esto, es el principio de todo lo increíble que Dios tiene reservado para vos.
Por eso necesitás creer para ver.
Y tu corazón, mirará nuevamente todo lo que lo rodea y se llenará de paz.
Y otros ojos te mirarán y querrán saber tu secreto.
Y ese secreto es creer que todo es posible; si lo ves con los ojos del alma.
MARIANO SANTORO
En cada despertar, podemos ver la vida de diferentes maneras.
Somos los únicos testigos y cómplices de lo que pueda llegar a pasar en este día.
Podemos sentirnos culpables por seguir atrayendo malas vibraciones o podemos darnos el inmenso placer de disfrutar y de dar gracias por vivir.
Nuestros ojos pueden permitirse ver todo lo bello que tiene la vida y la naturaleza; o puede cerrarse y ver lo que le ha pasado hasta el día de hoy.
Algunos, podrán visualizar una constante repetición de malos momentos.
Pero la fe, hace que todo eso se revierta.
Somos libres de pensar y de sentir; de ver y de mirar.
Cuando en algún instante nos encontramos en la más absoluta soledad, podemos mirar a nuestro alrededor y solo veremos rincones de tristeza; pero todo eso ya es parte del pasado, porque ya cumplió su ciclo y se ha dejado a un lado; ya no está en nuestro ser, sino que lo sacamos y nos ha costado mucho hacerlo y hoy, queremos tener otra visión de la vida.
Porque cuando miramos en nuestro interior, sabemos muy bien por todo lo que tuvimos que pasar y ya no lo queremos más; queremos otra vida, queremos algo mejor porque lo merecemos.
Observamos todo lo que nos rodea y a veces, sentimos que esa vida no la podemos tener.
Nos ponemos un freno a todo lo positivo.
Tapamos nuestros ojos creyendo que no somos capaces de conseguir ser felices.
Y ahí es cuando debemos desbloquear esa visión nublada.
Porque detrás de esas nubes hay sol.
Ese sol es el que nos permitirá ver todo lo que ya vive en nuestro corazón y todo lo que deseamos con el alma.
Buscamos adrenalina; buscamos la paz interior y solo se logra teniendo una visión positiva de la vida.
Muchas veces buscamos afuera cuando la verdad está en nuestro ser.
Cerremos los ojos, imaginemos lo que tanto queremos.
Prueben de traerlo para sí.
Veanlo cerca, hasta que lo sientan demasiado cerca.
Sigan con los ojos cerrados y sueñen despiertos.
Miren como se van modificando los sentidos; sientan como el corazón late de otra manera.
Si ya estás sintiendo todo esto, es el principio de todo lo increíble que Dios tiene reservado para vos.
Por eso necesitás creer para ver.
Y tu corazón, mirará nuevamente todo lo que lo rodea y se llenará de paz.
Y otros ojos te mirarán y querrán saber tu secreto.
Y ese secreto es creer que todo es posible; si lo ves con los ojos del alma.
MARIANO SANTORO