Mientras mi vida se basaba en anécdotas y experiencias; me dejaba llevar por el destino.
Ese amigo fiel que siempre está cuando necesito conversar.
Muchas veces le he cuestionado el porqué no se han dado algunas cosas que había planificado.
Y su prespuesta fue que aún no era el momento.
Yo, me sentía capacitado a mis sueños y a mucho más; pero ese tiempo no solo dependía de mí, sino de la otra parte.
Y así pasaron los días, los meses.
Algunos recuerdos memorables salen a la luz para contar parte de mi historia.
Una y otra vez, suelo sacar a relucir mis sentimientos para que me conozcan.
Porque yo, sé muy bien quien soy y lo que hago.
El menú de sueños se ha extendido y no veo que sea algo negativo; sino que todo llega en su justo momento.
Cada idea que nace en mi mente, va camino al corazón y al hacerla real, la satisfacción es inmensa.
Porque sé que puedo dar mucho de mí y porque sé que mi manera de amar es especial.
Y por momentos salgo de mi ser y me miro; veo lo que hago y como me muevo entre la humanidad.
Y me descubro de distintas maneras.
Descubrir es lo opuesto a cubrir, a tapar, a guardar; o sea que exteriorizo cada sentimiento que mi corazón quiera contar.
Muchas no son palabras, sino hechos y ahí, es donde se nota que lo que suelo hacer, lo hago con el alma.
Y mi cuerpo habla; se expresa de muchas formas.
Y hay días en que todos mis sentidos se unen y mantienen una hermosa charla.
Por momentos los escucho y otras veces, se reunen en mis sueños.
Ahí es en donde van edificando mi vida.
Hoy, me doy cuenta que puedo hablar de muchos temas que he aprendido.
Y el mejor de ellos, es el poder hablarle al alma y contarle que soy feliz.
Que este camino que elegí es el que me llevará hacia la felicidad.
Este camino donde voy abriendo puertas para los que me sigan.
Y el alma me responde y me dice que mi corazón sabrá guiarme.
Mi alma me dice que hago lo correcto; que los pequeños inconvenientes que surjan, no son frenos, sino que me dan más valor y fuerza a seguir yendo hacia mi meta.
Porque mi meta es ser mejor persona.
Mi meta es mostrar mi amor y que el amor, me muestre a quien amaré.
Porque uno llega a conocerse cuando se siente libre y puede amar.
Y siento que al llegar, el amor verdadero me abrazará.
Y volveré a hablarle al alma.
Y le daré gracias.
Le agradeceré que haya elegido este cuerpo y esta persona que soy, para poder dar lo mejor de mí.
Siempre.
Porque la palabra siempre es como el amor; no tiene final.
Y lo que para algunos pueda ser un final, para mí es el principio de algo mejor.
MARIANO SANTORO
Ese amigo fiel que siempre está cuando necesito conversar.
Muchas veces le he cuestionado el porqué no se han dado algunas cosas que había planificado.
Y su prespuesta fue que aún no era el momento.
Yo, me sentía capacitado a mis sueños y a mucho más; pero ese tiempo no solo dependía de mí, sino de la otra parte.
Y así pasaron los días, los meses.
Algunos recuerdos memorables salen a la luz para contar parte de mi historia.
Una y otra vez, suelo sacar a relucir mis sentimientos para que me conozcan.
Porque yo, sé muy bien quien soy y lo que hago.
El menú de sueños se ha extendido y no veo que sea algo negativo; sino que todo llega en su justo momento.
Cada idea que nace en mi mente, va camino al corazón y al hacerla real, la satisfacción es inmensa.
Porque sé que puedo dar mucho de mí y porque sé que mi manera de amar es especial.
Y por momentos salgo de mi ser y me miro; veo lo que hago y como me muevo entre la humanidad.
Y me descubro de distintas maneras.
Descubrir es lo opuesto a cubrir, a tapar, a guardar; o sea que exteriorizo cada sentimiento que mi corazón quiera contar.
Muchas no son palabras, sino hechos y ahí, es donde se nota que lo que suelo hacer, lo hago con el alma.
Y mi cuerpo habla; se expresa de muchas formas.
Y hay días en que todos mis sentidos se unen y mantienen una hermosa charla.
Por momentos los escucho y otras veces, se reunen en mis sueños.
Ahí es en donde van edificando mi vida.
Hoy, me doy cuenta que puedo hablar de muchos temas que he aprendido.
Y el mejor de ellos, es el poder hablarle al alma y contarle que soy feliz.
Que este camino que elegí es el que me llevará hacia la felicidad.
Este camino donde voy abriendo puertas para los que me sigan.
Y el alma me responde y me dice que mi corazón sabrá guiarme.
Mi alma me dice que hago lo correcto; que los pequeños inconvenientes que surjan, no son frenos, sino que me dan más valor y fuerza a seguir yendo hacia mi meta.
Porque mi meta es ser mejor persona.
Mi meta es mostrar mi amor y que el amor, me muestre a quien amaré.
Porque uno llega a conocerse cuando se siente libre y puede amar.
Y siento que al llegar, el amor verdadero me abrazará.
Y volveré a hablarle al alma.
Y le daré gracias.
Le agradeceré que haya elegido este cuerpo y esta persona que soy, para poder dar lo mejor de mí.
Siempre.
Porque la palabra siempre es como el amor; no tiene final.
Y lo que para algunos pueda ser un final, para mí es el principio de algo mejor.
MARIANO SANTORO