domingo, 19 de mayo de 2013

Tatuajes de la mente

Cuando la visión se va despejando de las oscuras nubes se comienza a ver el verdadero brillo de la esencia de las personas.
Regresan esos momentos que estaban casi estancados por la velocidad del mundo, pero no han sido tapados, sino que están muy bien protegidos en nuestro ser.
Recuerdos, tatuajes de la mente.
Los que nos permiten viajar a los sentimientos reales que hemos vivido y dejado en las personas que conocimos.
Muchas experiencias que se compartieron, estarán por siempre en nuestra mente.
Y aunque se crucen pensamientos negativos, el poder que debemos aplicar es el positivismo y limpiarnos por dentro.
Dejar lo sano y saludable, lo que nos permitió salir de los pozos en los que estábamos.

Los cuerpos que hemos conocido, las personas que entablamos una buena amistad, la gente que se ha sumado en algún trayecto de nuestra vida y nos ayudaron a viajar y hacer que ese viaje se haga más llevadero, el mismo que descubrimos a otra persona, o sea, a la real, la que no usa máscaras, sino que es casi perfecta por mostrarse sin miedos ni temores.
Besos y sensaciones, pasiones y mucho más.
Uno se aleja de alguien, pero su recuerdo vive y en su interior, sabe que aunque el cuerpo no regrese, lo mejor de esas personas sigue estando.
El alma es lo que nos hace conectarnos a otro nivel.
Ese núcleo en su perfección que va abriendo pétalos y deja ver su interior.
Se van abriendo las puertas de la felicidad en cada recuerdo.

Los tatuajes de la mente son los que perduran, los que cuando la vida se nos adelanta un poco y queremos parar, nos encontramos con algo que nos hace reír, que nos remonta y florecen instantes que fueron minuciosamente insertados en nuestro cerebro para que broten de alegría en esos días que lo necesitamos.
Aparecen y se van desvaneciendo hasta el próximo recuerdo, pero en ese tiempo que llegan, nos dejan el sabor de la vida, de lo que hubo y habrá mucho de bueno en nosotros, lo que nos da sentido y lo que le pone la melodía correcta para que nos acompañe en el camino que ya estamos caminando.
Y miro hacia el cielo y miro a los que me guían.
Y siento que a través de mis ojos, toman el vuelo directo hacia el corazón y se instalan en la mente como tatuajes, porque nos dejaron la mejor marca que pueda dejar el ser humano.

Recuerdos que nos incentivan a contarlos, a que toda persona nueva que se acerca a nuestras vidas con las intenciones de perdurar y cosechar una linda amistad, se siembra desde la felicidad y los deseos de contar parte de lo que vivimos, de todo lo que alguna vez hicimos y hoy, están instalados en nosotros.
Historias que se renuevan, que toman nuevos valores y que unen y acercan.
Las mismas historias que queremos contar porque nos dieron mucha satisfacción.
Tatuajes que contagian.
Tatuajes de la mente, son esas frases que eternizamos en nuestro corazón.

MARIANO SANTORO