lunes, 22 de julio de 2013

Luz de vida

En nuestra vida, nos mantiene en equilibrio, la fe que tenemos.
Dios, esa luz eterna, esa luz de vida, nos cuida y protege cada día.
Todo está perfectamente diseñado para que disfrutemos de una hermosa vida.
Pero nuestra ansiedad sumada a los caprichos personales; son los que hacen que queramos que determinadas cosas, sucedan cuando queremos.
Y la vida no se trata de caprichos ni de antojos.
Sino de vivirla lo mejor posible rodeada con personas que piensen igual que nosotros y si es posible, que sientan como nosotros; mucho mejor.

Todos vivimos en un planeta repleto de personas que estamos separadas y unirnos, es una gran misión.
Respetando al otro, confiando y amando.
Pero primero, estamos nosotros; cuando nos mostramos frontales, cuando dejamos salir lo que vive en cada ser.
Mostrar que también somos vulnerables y que también se nos pueden caer algunas lágrimas.
Sí, porque somos humanos y dentro de nosotros hay sentimientos.
Son muchas las veces en las que podemos modificar algo que no nos traerá satisfacción; pero los impulsos suelen ser más fuertes.
Y si nos alejamos de Dios, nos perdemos sus regalos, sus dones que tiene para repartir.

Vivimos en una tierra donde podemos ser dueños, pero sin adueñarnos de la vida de los que nos rodean.
Tenemos poder, porque dejamos que Dios obre en nosotros y de esa manera, nos sanamos.
Sanamos el alma y nuestra mente.
Curamos el corazón y vivimos el presente.
Y en algún momento, echamos raíces y nos afianzamos a lo que más queremos.
Nos expandimos y abrimos los brazos para abrazarnos a la vida.
Y dejamos crecer el gran árbol que nos cuida.
Todo el inmenso poder del amor, es quien nos observa y sabe nuestras necesidades.

Hay mucho que no miramos, pero lo sentimos en el corazón.
Siempre, puede ser una palabra muy grande, pero cuando hablamos de Dios, siempre está.
Sus manos están extendidas para mantenernos firmes y guiarnos en el camino verdadero.
La luz de vida que vemos cada día, es la que hace que brillemos.
Que nos demos el gran lujo de vivir y dar lo mejor de nosotros.
Y aunque haya personas que no compartan nuestras ideas; seguiremos siendo fieles a nosotros.
No cambiamos por los demás, sino que modificamos por nuestro bien.
Porque todo, comienza por casa y nuestro primer hogar, es nuestro cuerpo, nuestro ser.

Mantegamos nuestro hogar limpio y lo llenaremos con valores.
Descubramos el secreto de la vida, porque hay un plan perfecto.
Hay una luz de vida eterna que quiere iluminarnos por toda la eternidad.
Seamos ejemplos, demos buenos consejos, ayudemos, seamos solidarios y a la vez, seamos nosotros mismos.
Porque la esencia de las buenas personas, se muestra con las acciones que salen desde el alma.
Dejemos que nos miren, que saquen sus conclusiones, pero que nada nos frene a seguir haciendo lo que amamos.
No demos excusas a quien no sabe entenderlas.
Hacernos valer, porque los valores humanos, tienen el mayor valor que Dios nos brinda.

Y brindemos cada vez que tengamos oportunidad, porque tenemos mucho por agradecer y por seguir deseando lo mejor para nosotros y los que más amamos.

MARIANO SANTORO