jueves, 11 de julio de 2013

Una vida de momentos

Oportunidades.
De eso está compuesta una vida de momentos.
De una inmensa cantidad de situaciones que nos cuesta demasiado tiempo calificar y poder definir cantidad de calidad.
Una vida de momentos en los que aparecen algunos errores y no se trata de si son propios o ajenos; porque son errores que dejan marcas.
Y es como que las horas se van haciendo más lentas.
La pesadez similar a la arena, que nos puede parecer algo insignificante, pero que a la vez, nos frena.
Frena el correr de las agujas que nos permiten avanzar.

Las pruebas que han sido obstáculos; donde apostamos todo y nos dejaron casi sin nada.
Y que desde el vacío, comenzamos a llenarnos por dentro y regresar a nuestra esencia.
Llenar con un contenido valedero que nos sirva para seguir camino.
Para que las horas no corran únicamente para pasar una vida de momentos pasajeros.
Sino que esos momentos, queremos que tengan un valor especial.
Eternizarlos.
Dejarlos que fluyan de manera positiva.
Y no importa insistir, mientras que tengamos en claro lo que deseamos para nuestra vida.
Pueden ser varias cantidades de intentos y eso nos perfeccionará.

Al ir corrigiéndonos a medida que caminamos, nos enfrentamos a una realidad que nos muestra lo que ya no queremos.
Y la visión se aclara.
Nos vamos despertando de esos malos sueños que tapaban nuestra visión.
Pequeñas cantidades de arena, hacen una playa, pero no queremos vivir en una playa desierta.
Queremos ser sociales, pero no populares.
La popularidad se logra haciendo cosas buenas; accionando desde la verdad y con el corazón.
Y probamos, vamos dejando que esas agujas cumplan su misión y nos dejen ser nosotros mismos.

Que cuando somos nosotros mismos quien curamos esas heridas y no esperamos a que sea el tiempo quien las cure.
No hay que esperar, sigo que hay que seguir en movimiento y darle un buen sentido a nuestra vida.
Que cada hora nos deje hermosos recuerdos.
Que al crecer, sigamos viviendo una vida de momentos positivos.
Que cuando alguien se acuerde de nosotros, sea porque le hemos dejado buenos recuerdos.
Que logremos hacer huellas y no en la arena.
Sino que al compartir momentos con otras personas, seamos muchos granitos de arena y muchas gotas de agua.
Que entre los que nos rodean y nos acompañan, formemos el mejor paisaje que la naturaleza nos pueda dar.

Si todo lo hacemos desde el alma, la belleza sobrepasará nuestras vestimentas.
Porque el interior de cada ser humano es lo que realmente importa.
Una vida de momentos, no es sólo cumplir años, sino que se trata de cumplir con nuestra misión personal.
Y encontrarla, es lo que nos alegrará cada segundo de nuestra vida.
Una unidad.
Vivir una vida sana.
Momentos, encuentros, deseos y sueños.
Y que el destino, nos siga regalando tiempo humano para disfrutarlo con quien amamos.

MARIANO SANTORO