jueves, 15 de agosto de 2013

Despertar, amar y crecer

Desde el hogar materno, experimentamos la sensación de ser personitas llenas de buena esencia.
El alumbramiento nos muestra la luz y se enfrenta con la luz interna y entre ambas, deciden nacer.
De a poco, vamos mirando lo que la vida nos muestra y desde nuestra inocencia, nos permitimos jugar.
Despertar es abrir los párpados y descubrir el maravilloso mundo donde queremos vivir.
Iremos aprendiendo de nuestra fantástica maestra llamada Vida y nos dejaremos guiar por el destino.
Amar, es entregarnos a los sentimientos y el poder que hay en cada una de las acciones que realizamos.

Crecer, esa gran etapa en la que podremos ir categorizando lo que nos sirve, lo que nos alimentará el alma y nos ayudará a transitar el camino elegido.
Todo lo que miremos, tendremos que ver si nos será útil.
Aprenderemos mucho más de lo que quisiéramos, pero todo es para que nosotros seamos los protagonistas verdaderos y sepamos darle buen uso a las circunstancias de la vida.
Conoceremos el significado del cielo y de la tierra y cada vez, estaremos más cerca de nuestro sol interno.
El que iluminará el camino, el mismo que alguna vez buscamos y hoy, decidimos encontrar dentro de nosotros.
Hoy, ese cielo puede estar despejado y así tiene que estar nuestra mente; abierta a las experiencias, abierta a los sentimientos para poder amar y amarnos.
Despertar, es encontrar que en la vida podemos elegir; que sabemos que hay un sueño y un proyecto; que una idea puede hacerse real, si es que despertamos la conciencia que vive en nuestro ser.
Amar, es el mejor verbo que podemos conjugar.

Crecer, es caminar y sortear los obstáculos que se presenten, porque de ellos aprendemos que estancarnos, no es la solución.
Cuando la noche se pone delante nuestro; es el paso necesario para el descanso mental.
Luego, al amanecer, llega el despertar; el mismo que nos hará amar la vida y disfrutar de lo que llegue.
Y crecer, es saber que dentro de nosotros, hay un ser que desea ser feliz y que sabe que todo es posible.
Porque una vez que despertamos interiormente, ya no dormiremos de la misma manera, sino que habrá más amor para dar y al ofrecerlo incondicionalmente, creceremos; porque en el acto de dar, es cuando más recibimos.

MARIANO SANTORO