En la actualidad, existen diversas maneras para estar conectados con los demás.
Pero hay conexiones que nos alimentan mucho más que otras y son las que se alojan en el alma.
Hay momentos de nuestra vida, en las que nos separamos físicamente de alguien; no importa el parentezco o el nivel de amistad, ya que sigue habiendo algo que nos une.
Hay palabras que se recuerdan; incluso canciones que hacen que esa distancia, no lo sea tanto.
Hay recuerdos, que ya han sido protegidos por toda nuestra vida.
Esa conexión de amor, es la que sentimos cuando alguien no está a nuestro lado.
Y sentimos como un pequeño dolor en nuestro ser por no acompañarla en lo que esté pasando, sea bueno o no.
Sentimos como que le falta nuestro cariño.
Ese abrazo sincero que nace desde la unión de 2 personas que más allá de los rótulos, sienten algo de verdad.
Ese cariño afectuoso, esa mano que acaricia suavemente y deja huellas que duran mucho tiempo.
Porque las acciones que salieron del corazón, no se olvidan, sino que perduran aunque ya no estemos juntos.
Se extrañan algunas situaciones y eso significa que han sabido regalarnos buenos momentos.
La falta de la palabra, de esa voz amiga que aprendimos a escuchar y prestar atención; la que supo decirnos cosas fuertes cuando teníamos la obligación de oírlas.
Nuestra propia voz, que dijo mucho en lo que se conoce como una de las mejores maneras de comunicarnos, que es el diálogo.
Y aunque esa falta esté ausente, los sentimientos estarán presentes.
Porque aprendimos a valorarlos, a saber que hay una conexión especial.
Esa misma conexión de amor que tiene el poder de acercarnos; de hacer que se crea este mágico y especial encuentro; aunque a veces, ese encuentro sea en el plano mental.
La esencia de lo que fuimos y cómo nos comportamos con los demás, es la misma que nos une.
Un buen ejemplo de no ver para creer; ya que al no ver, sabemos que vive en nosotros y creemos en lo que alguna vez nos hizo unir.
Cuando logramos esa conexión de amor, olvidamos lo que sucedió en el camino y nos alegramos de saber que seguimos confiando en esa persona.
Puede ser normal, llegar a discutir con alguien; pero mucho más normal es expresarse a través de los sentimientos.
Ya que al sentir, no se discute, sino que se experimenta, se vive algo muy especial.
Una entrega incondicional que no sabe de espacios ni tiempos, sino que se fortalece en cada encuentro que se produce.
La misma conexión de amor que lográs, cuando en tu interior, se va llenando de alegría y satisfacción de saber que hay personas que se acuerdan de vos porque te aprecian y saben lo mucho que valés como ser humano.
MARIANO SANTORO
Pero hay conexiones que nos alimentan mucho más que otras y son las que se alojan en el alma.
Hay momentos de nuestra vida, en las que nos separamos físicamente de alguien; no importa el parentezco o el nivel de amistad, ya que sigue habiendo algo que nos une.
Hay palabras que se recuerdan; incluso canciones que hacen que esa distancia, no lo sea tanto.
Hay recuerdos, que ya han sido protegidos por toda nuestra vida.
Esa conexión de amor, es la que sentimos cuando alguien no está a nuestro lado.
Y sentimos como un pequeño dolor en nuestro ser por no acompañarla en lo que esté pasando, sea bueno o no.
Sentimos como que le falta nuestro cariño.
Ese abrazo sincero que nace desde la unión de 2 personas que más allá de los rótulos, sienten algo de verdad.
Ese cariño afectuoso, esa mano que acaricia suavemente y deja huellas que duran mucho tiempo.
Porque las acciones que salieron del corazón, no se olvidan, sino que perduran aunque ya no estemos juntos.
Se extrañan algunas situaciones y eso significa que han sabido regalarnos buenos momentos.
La falta de la palabra, de esa voz amiga que aprendimos a escuchar y prestar atención; la que supo decirnos cosas fuertes cuando teníamos la obligación de oírlas.
Nuestra propia voz, que dijo mucho en lo que se conoce como una de las mejores maneras de comunicarnos, que es el diálogo.
Y aunque esa falta esté ausente, los sentimientos estarán presentes.
Porque aprendimos a valorarlos, a saber que hay una conexión especial.
Esa misma conexión de amor que tiene el poder de acercarnos; de hacer que se crea este mágico y especial encuentro; aunque a veces, ese encuentro sea en el plano mental.
La esencia de lo que fuimos y cómo nos comportamos con los demás, es la misma que nos une.
Un buen ejemplo de no ver para creer; ya que al no ver, sabemos que vive en nosotros y creemos en lo que alguna vez nos hizo unir.
Cuando logramos esa conexión de amor, olvidamos lo que sucedió en el camino y nos alegramos de saber que seguimos confiando en esa persona.
Puede ser normal, llegar a discutir con alguien; pero mucho más normal es expresarse a través de los sentimientos.
Ya que al sentir, no se discute, sino que se experimenta, se vive algo muy especial.
Una entrega incondicional que no sabe de espacios ni tiempos, sino que se fortalece en cada encuentro que se produce.
La misma conexión de amor que lográs, cuando en tu interior, se va llenando de alegría y satisfacción de saber que hay personas que se acuerdan de vos porque te aprecian y saben lo mucho que valés como ser humano.
MARIANO SANTORO