domingo, 30 de marzo de 2014

Sed de conocimiento

Una persona puede darse cuenta que está en un desierto de soledad; inmerso en problemas que no hay solución a la vista.
La ansiedad, lo va llevando a un sitio más profundo y en esa misma profundidad, es cuando siente sed.
Esa sed de salir del lugar adonde está.
La misma sed que puede ahogarnos de tristeza por alguna situación estancada.
Y es en nuestro interior más profundo que percibimos que pueda existir una salida.
Y comienza la búsqueda; esa tan necesaria como el líquido para saciar la sed.
Y la verdadera sed, es la del conocimiento.
La que en cada prueba que se presente, aprendemos.
La que nos ayuda a investigar, a perfeccionarnos, a ser mejores personas, a crecer espiritualmente.
Siempre hay tiempo para estudiar y querer saber más.
La búsqueda sabiendo que vamos a encontrar mucho más de lo que estamos buscando.
Porque no hay limitación para la sabiduría.
Y en esa misma sed, es cuando el corazón recupera fuerzas y revisa su experiencia; redescubre lo que ha hecho y todo lo que ha sentido.
Sentir es vivir; es expresar lo que estaba encerrado.
Sacar afuera el corazón y que disfrute de la vida, que enseñe a los que están con sed de amor, a los que aún no lo conocieron y a los que necesitan volver a creer.
Y es en esa sed que aprendemos a curar heridas, a sanar lo que se ha dañado mientras vivíamos sin un manual bajo el brazo.
Escuchando testimonios ajenos nos fuimos encontrando en esas palabras y comprendimos que somos muchos los que vivimos, pero la cantidad es menor de los que queremos llevar una hermosa vida y saludable; con genuinos deseos de amar y ser amados.
Sed de conocimiento es querer saber más, de lo que ya conocimos y lo que queremos descubrir.
Sorprendernos y alimentar el cerebro.
Porque el corazón, ya sabe de historias, de cuentos y principalmente de imaginación y sueños.
En nuestro ser conviven muchas emociones y a cada sentimiento, le damos el valor exacto para que nos haga bien.
La salud es parte de la misma sed.
Sanarnos es también la sed que necesitamos.
Conocernos a nosotros, saber realmente lo que queremos, lo que ya desechamos, lo que extrañamos y lo que anhelamos.
Conocer a quien se acerca, a quien le abrimos las puertas de la confianza.
Conocer lo que nos sucede y encontrarle la razón y el motivo.
Conocer que debemos reconocer que lo que sentimos, es prioridad; por nuestro bienestar y para poder compartirlo con las personas queridas.
Conocer es dejar la puerta mental abierta y que el corazón sea nuestro seguridad para que sólo deje entrar lo que venga para sumar.
Sed de conocimiento, hambre de amor sano!

MARIANO SANTORO

lunes, 24 de marzo de 2014

La historia sin contar

Luego de un extenso silencio, es saludable encontrarse con uno mismo.
Pero en el viaje, no me hablaba yo; sino que me encontré con alguien que quería escuchar.
Y no significa que compartía lo que oía, sino que me agradaba su presencia.
Estaba presente en cada palabra y me dejaba llevar y soñaba despierto.
Imaginar es una de mis pasiones.
Y mientras escuchaba, me fui a dar una vuelta por mi futuro.
Y me volví a encontrar y estaba feliz.
Ya había dejado atrás la vida sin compañía sentimental.
Y la vi y me vi.

Y me gustó lo que quería comenzar.
Todo principio atrapa, tiene su toque especial de misterio, aunque la sorpresa no era la esperada.
Y esta es la historia sin contar.
Porque no tuvo más que un breve comienzo.
Duró más en mi mente y la puse en el estante de eternidad.
Me gusta volar, pero ella era mis alas y me quedé en tierra.
Sólo mis pensamientos se dieron el lujo de creer y creí en mí dejando de lado que del otro lado había alguien.
Y las confusiones y lo que no se dijo, fue lo que puso un gran punto.
Y no fue final, porque el único final es el de la vida.
Y podría contar lo que pensé y lo que soñé; pero es parte de mi secreto.

Porque siempre protegeré el cofre de los sentimientos puros.
Yo sé cuándo dar la llave.
Y el libro, se sigue escribiendo y en él, las hojas van tomando vida y color.
Se abren y maravillan al presente, porque una luz poderosa es la única voz respetable para escuchar.
Y nos convertimos en oyentes y alumnos.
Y la misma historia que vamos viendo dar unos pequeños pasos, es la que juega en nuestra imaginación.
Veo una sonrisa y otra que se le suma y yo me animo a sonreír y compartir.
Y el tiempo es tan sólo una idea que mantenemos durante un período.

La historia sin contar, es lo que falta, lo que quedó en el camino porque alguien se soltó la mano antes de empezar a caminar.
No sé si fueron los miedos habituales, las dudas y las preguntas que aparecían y eso frenó la respuesta.
Y la respuesta era demasiado simple.
Había que escuchar al corazón y seguir.
Y todo el mundo de fantasía que había soñado, quedó estático, porque sabe que alguien vendrá a descongelarlo y el libro tomará forma.
Toda experiencia es parte de una historia.
Y toda persona tiene algo para contar.
Y si la historia es de a 2, las palabras la escribirán los latidos de ambos corazones.

Hoy quise contar la historia sin contar, porque apareciste en el mejor de los sueños y es el que vivo día a día.
MARIANO SANTORO

miércoles, 19 de marzo de 2014

Coleccionista de sentimientos

Coleccionar, no sólo se trata de acumular, sino de dejar para sí lo que se considera necesario.
Y entre esa necesidad, está la de tener la capacidad para recordar y recuperar instantes guardados en nuestra memoria emocional.
Siempre que uno guarda algo, llega el momento que se vuelve a encontrar.
Y quizás ese momento sea un acontecimiento importante y llega justo cuando tiene que ser.
Porque el destino sabe lo que hace y a nosotros, nos sirve para aprender.
Y es parte del aprendizaje saber que uno ha vivido y que ha sabido mantener a través de su historia, lo mejor de la inocencia.
Esa historia que se escribe constántemente y se edifica y fortalece.
Dios sabe porqué hace las cosas y nosotros, tratamos de seguir su plan.
Y el coleccionar sentimientos, es volver a ser niño y que tenga una conversación con el adulto.
Es verme en lo que fui y seré; en lo que una mirada transmite y sigue vigente, porque la esencia supera todo espacio y tiempo.
Esa picardía que ha hecho de mi personalidad un sello único.
Y en ese viaje al pasado que supimos escribir y vivir; me reencuentro con todo lo que hice.
Un continuo accionar de creatividad y sentir felicidad por haberlo hecho.
Muchos sueños que se hicieron realidad y es la misma realidad la que me permite seguir soñando, porque hay mucho por hacer.
Y la vulnerabilidad está latente y en carne viva, porque es parte de mi ser.
Dar y seguir dando; ofreciendo lo mejor de mí, de lo que tengo, de lo que hago y de lo que experimento.
Aprendo para ofrecer.
Un loco sano que se deja llevar por sus más puros sentimientos.
Y los expongo, los entrego a la vida, porque fue la misma vida la que me permitió ser quien soy.
Un alma poeta que atraviesa siglos de vivencia y viven en una sola persona.
Esa persona que se reinventa, que impone estilos y modas; que cree en lo que es la raiz del ser humano y son los valores.
Creo, porque el destino me sigue demostrando que es la única opción para tener una hermosa vida.
Y todo llega cuando tiene que ser y ese ser que soy, lo sabe valorar.
Y a la vez, llega un momento para compartir y todos esos recuerdos eternizados en fotos, alegran un presente con mucho por caminar.
Demasiada felicidad de saber que aún, puedo disfrutar de un momento de intimidad y a mi manera, hacerlo público.
Coleccionista de sentimientos; es lo que siempre seré!

MARIANO SANTORO

martes, 11 de marzo de 2014

Luz, cámara y acción

Luz, cámara y acción.
La imprescindible luz para poder vivir; para poder ser y crecer.
Esa misma luz que al prenderse nos marca algo por hacer.
Como una señal interna que nos guía y abre paso para avanzar.
La cámara es como nuestro espejo, pero sin prestar atención a mirarnos, sino que simplemente nos paramos en la vida como fuimos aprendiendo.
Sabemos que hay algo delante y que nuestro deber es hacer las cosas bien.
Una cámara que a la vez, nos deja recuerdos y los trae en esos momentos donde necesitamos encontrarnos con nuestro pasado y comprobar que hicimos lo que debimos en tiempo y forma.
La acción, es lo que realizamos.

Las tareas que salen del corazón son las que dejan huellas profundas y quedan como tatuajes en las personas allegadas.
Accionar es darnos el lujo de haber podido soñar y cumplir ese sueño.
La trayectoria de una persona no se mide por la cantidad de títulos que tenga en su pared; sino en la perseverancia de haber mantenido en el tiempo todo lo que hizo.
El curso de la vida está en constante cambio, pero nosotros no debemos cambiar nuestro camino ya elegido.
Vamos creciendo y modificando algunas costumbres; nos vamos modernizando, agregando y actualizando situaciones y todo lo que nos permita crecer.
La constancia es lo que marca el camino transitado.

Y los años pasan y son una sumatoria de experiencias en las que pasarlas, era la única respuesta a tantas preguntas inventadas y las que surgían mientras íbamos avanzando.
Algunas veces paramos para ver nuestra obra realizada y cuando comprobamos que estábamos conformes, pero sabíamos interiormente que queríamos algo más; era el comienzo de seguir aprendiendo.
Todo lo que entraba por nuestra mirada atenta, iba directo al corazón.
La mente tenía la tarea de organizar y poner las cosas en su lugar, ya que todo era parte de una historia escrita en el presente y con vistas a mucho futuro.

Y la luz sigue teniendo un brillo hermoso para continuar iluminando.
Y las cámaras se encienden porque aún hay mucho por actuar.
Acción es estar en movimiento; es caminar pasos seguros y pensando en lo que sigue; es ir edificando el mismo camino que asciende, porque el nivel que perdura es el que nos mantiene estables en la vida.
El equilibrio perfecto de todas nuestras dimensiones.
El inmenso placer de mirar hacia atrás y ver lo mucho que hemos andado y todo lo que hemos hecho por estar accionando rítmicamente.

Lo que una vez estaba detrás de una puerta que no creímos abrir, fue la misma que fue encandenando otras más hasta unirlas artísticamente.
Un programa, una canción, un libro y todo lo que nos muestre, lo que dejemos aflorar lo más íntimo de nosotros sin perder la intimidad.
Compartir sentimientos mientras realizamos lo que amamos.
Y ese es el amor que se ve, el que queda y se hace eterno.
Es esa luz que alumbra.
Y es una cámara que se prende y nos deja jugar; deja salir la personalidad que fuimos creando.
Y la vida sigue y estamos en acción.
La acción que es verbo y se llama Amar.

MARIANO SANTORO

sábado, 8 de marzo de 2014

Femenina como una flor

La naturaleza ha sido sabia al elegir la fecha en que nazcas.
Nada estaba librado al azar, ya que para jugar y divertirte, has nacido.
Naciste mujer y con un plan por realizar.
La semilla del amor fue sembrada con sueños idealizados.
Verte crecer era una tarea agradable y sorpresiva.
Supiste atravesar inconvenientes y te hiciste fuerte gracias a tus raíces.
Las enseñanzas han dado buenos frutos y el mejor de ellos, has sido vos.
Crecer, no sólo se trataba de cambiar de tamaño; sino de ver como florecías y te transformabas cada día en una belleza femenina.

Aprendiste a abrir tus pétalos y deslumbrar a todos los que se acercaban a vos.
Maravillados quedaban cada vez que te miraban.
Y vos querías que miren hacia adentro; al centro de tu ser.
Y conociste lo que es sentir pasión y brotaron de ti sentimientos encontrados.
Todo misterio estaba por ser descubierto por la persona que elegiste.
Y las pruebas del amor han querido darte mucho más.
Y no todo ha sido rosas, porque las espinas también tienen su encanto.
Todo obstáculo que nos frena momentáneamente, nos da una lección que tomamos conciencia con el tiempo del significado de ese aprendizaje.

Y crecer, también es abrirse a lo nuevo, a vivir las experiencias de la vida.
De sorprenderse, de redescubrir lo que nos rodea y darle el valor verdadero.
De acumular lo bueno y darle importancia a lo que nos suma.
Conociste todos los climas porque sabés que todo tiene un motivo de ser y el clima que más importa, es el interno.
Las personas necesitan condimentar su vida y vos, sos la creadora de sabores; de los mejores aromas que puedan existir.
Mujer, como la luna; como los sueños de un hombre queriendo encontrar eterna felicidad.
Dama, elegante y fina para que los demás, puedan admirarte y sentirse orgullosos de estar a tu lado.
Femenina como una flor; hermosa como la vida.

Bellos deseos que el ser humano siembra y espera de la paciencia para que un día, se de cuenta que todo tiempo invertido ha sido valioso.
Nos encontraremos en la naturaleza!

MARIANO SANTORO

viernes, 7 de marzo de 2014

Envolviendo el regalo

La valoración personal es una de las cosas más importantes que debemos practicar con absoluta continuidad.
No dependemos de la opinión ajena; ya que somos únicos y a nuestra manera, siempre en constante perfeccionamiento para crecer en todos los niveles.
Cuando nos alejamos de todo lo que ha servido como experiencia, no estamos pensando si fue bueno o no, sino que es parte de un pasado ya vivido y que merecemos algo mejor; siempre debemos ir por más.
Somos parte de un presente y somos un regalo que lo vamos adornando y rellenando con todo lo que sentimos necesario para avanzar en la dirección correcta.
Como todo regalo, para las personas que lo reciban, deben asombrarse y alegrarse, ya que les agrada recibir algo positivo.

Por fuera, lo externo, es lo que llama la atención.
Un envase interesante, que antes de presentarnos, fuimos cortando pedazos que no sirven y le damos forma a las nuevas ideas y a lo que queremos mostrar.
Sacamos nuestra mejor parte creativa y simplemente, creamos; hacemos y le ponemos cariño a toda esa acción.
Nuestras manos son hábiles y sabrán realizar una linda tarea, con un resultado muy positivo.
Los internos deseos de vernos bien, harán que todo lo que mostremos, sea para mejor.
Así, formaremos un buen moño y haremos una buena presentación del regalo que somos.

Por dentro y para los que quieran llegar a conocernos, a saber más sobre lo que contiene ese hermoso regalo; se tomarán el tiempo que merecemos, porque a través de nuestra vida, fuimos llenando el envase con lo mejor que pudimos; fuimos reciclando algunas cosas que creímos rescatables y lo demás; fue hecho con amor y del verdadero.
Amándonos y caminando un camino de paz donde fuimos aprendiendo que lo bueno, perdura.
Y ese regalo, tiene mucho por ser descubierto.
La esencia es el núcleo del regalo.
Un obsequio de vida.
Un presente hecho por Dios exclusivamente para nosotros y que nosotros mismos tomamos la decisión de querer compartirlo con los que se acercan con buena voluntad.
Dar un regalo es apreciar a quien lo recibe y es dado con amor.
Y al ofrecerlo, no es que quien lo recibe se lo queda, sino que se comparte, porque ya somos parte de la otra persona.

Somos una unidad que es valorada como un tesoro, como un presente y como un regalo de este paso por la vida y sale desde el más puro corazón querer vivir con otro corazón que nos quiera y proteja.
El cuidado de un regalo, se hace entre todas las personas que lo tienen y reciben.
Un ida y vuelta infinito, porque nació del amor.
Cuando nos miremos por dentro; descubriremos que tenemos muchos regalos para dar.

MARIANO SANTORO

lunes, 3 de marzo de 2014

Nuevos rituales

Y la noche se ha hecho día y nuevos rituales han comenzado.
Una renovación interna que surge de una limpieza para alejar todo lo que ha molestado durante un período que ya no está.
Una nueva luna que sabe brillar los momentos adecuados para que todo tenga su toque de originalidad y color especial.
Un nuevo sol que sabe iluminar las calles que ya fueron caminadas en algún momento y hoy, toman más fuerza y valor.
Una plaza que ha visto crecer a muchos niños hoy ya hombres que conocieron la inocencia verdadera y el alimento para crecer, ha sido la amistad y la fidelidad.
Los recuerdos alegran el alma y dan nuevas esperanzas, porque hay algo muy sano en todo este cambio; ya que nace desde el interior y quiere salir a la luz.

Los nuevos rituales son parte de recuperar viejas costumbres; las mismas que ayudan a lograr la paz tan necesaria, la serenidad y tranquilidad.
Mientras la mente esté haciendo bien su trabajo, el corazón puede dedicarse a amar.
Y la vida nos suele dar nuevas oportunidades y cuando uno se da cuenta que es necesario esa modificación y va aceptando que el camino se puede complicar un poco, pero que la meta es algo positivo, agradable y que resurgirá todo lo que estaba guardado en los mejores recuerdos y que quieren volver a salir y ser parte de la vida, aparece la fuerza y las ganas inmensas de llegar pronto.
Y son las mismas ganas de contar, de expresar el significado de cada huella, de cada espacio y de descubrir todo lo nuevo que tenemos por ver.

Nuevos rituales son los que dejan paso a lo que ya era rutina.
Cuando se va perdiendo el sabor, el gusto y lo que ya no deja lugar a la sorpresa, es el instante perfecto para algo nuevo.
Y todo lo antiguo sigue vigente; porque cuando se trata de sentimientos verdaderos, no es cuestión de moda; sino que es algo saludable y que nos hace bien.
Llenarnos con nuevas experiencias; nuevas vestimentas que completan el ser que somos y el que fuimos.
Y nos unimos con lo que éramos y con el de hoy; el niño adulto que tienen mucho para dar.
Y el cuerpo reconoce a la sonrisa que regresa para quedarse, para abrir nuevos rituales y llenar tantas vidas como la propia.
Cuando dejamos la mente abierta, aparecen nuevos desafíos y ese progreso, que es parte de un proceso, evoluciona y nosotros seguimos creciendo.
Y nos reencontramos con la pasión y alegría, la que motivan a seguir y ya no cuesta adaptarse, porque nuestro ser ya lo esperaba, ya tenía el presentimiento de que llegaría algo nuevo, con mucho pasado importante.
Y los nuevos rituales tienen su núcleo en el corazón y es en cada latido, donde nos sentimos vivos.
Muchos espacios por crear, mucho por caminar y mucho amor para poner en cada acción, porque los sueños se cumplen, si todo nuestro ser se conecta a la vez.

MARIANO SANTORO