Y la noche se ha hecho día y nuevos rituales han comenzado.
Una renovación interna que surge de una limpieza para alejar todo lo que ha molestado durante un período que ya no está.
Una nueva luna que sabe brillar los momentos adecuados para que todo tenga su toque de originalidad y color especial.
Un nuevo sol que sabe iluminar las calles que ya fueron caminadas en algún momento y hoy, toman más fuerza y valor.
Una plaza que ha visto crecer a muchos niños hoy ya hombres que conocieron la inocencia verdadera y el alimento para crecer, ha sido la amistad y la fidelidad.
Los recuerdos alegran el alma y dan nuevas esperanzas, porque hay algo muy sano en todo este cambio; ya que nace desde el interior y quiere salir a la luz.
Los nuevos rituales son parte de recuperar viejas costumbres; las mismas que ayudan a lograr la paz tan necesaria, la serenidad y tranquilidad.
Mientras la mente esté haciendo bien su trabajo, el corazón puede dedicarse a amar.
Y la vida nos suele dar nuevas oportunidades y cuando uno se da cuenta que es necesario esa modificación y va aceptando que el camino se puede complicar un poco, pero que la meta es algo positivo, agradable y que resurgirá todo lo que estaba guardado en los mejores recuerdos y que quieren volver a salir y ser parte de la vida, aparece la fuerza y las ganas inmensas de llegar pronto.
Y son las mismas ganas de contar, de expresar el significado de cada huella, de cada espacio y de descubrir todo lo nuevo que tenemos por ver.
Nuevos rituales son los que dejan paso a lo que ya era rutina.
Cuando se va perdiendo el sabor, el gusto y lo que ya no deja lugar a la sorpresa, es el instante perfecto para algo nuevo.
Y todo lo antiguo sigue vigente; porque cuando se trata de sentimientos verdaderos, no es cuestión de moda; sino que es algo saludable y que nos hace bien.
Llenarnos con nuevas experiencias; nuevas vestimentas que completan el ser que somos y el que fuimos.
Y nos unimos con lo que éramos y con el de hoy; el niño adulto que tienen mucho para dar.
Y el cuerpo reconoce a la sonrisa que regresa para quedarse, para abrir nuevos rituales y llenar tantas vidas como la propia.
Cuando dejamos la mente abierta, aparecen nuevos desafíos y ese progreso, que es parte de un proceso, evoluciona y nosotros seguimos creciendo.
Y nos reencontramos con la pasión y alegría, la que motivan a seguir y ya no cuesta adaptarse, porque nuestro ser ya lo esperaba, ya tenía el presentimiento de que llegaría algo nuevo, con mucho pasado importante.
Y los nuevos rituales tienen su núcleo en el corazón y es en cada latido, donde nos sentimos vivos.
Muchos espacios por crear, mucho por caminar y mucho amor para poner en cada acción, porque los sueños se cumplen, si todo nuestro ser se conecta a la vez.
MARIANO SANTORO
Una renovación interna que surge de una limpieza para alejar todo lo que ha molestado durante un período que ya no está.
Una nueva luna que sabe brillar los momentos adecuados para que todo tenga su toque de originalidad y color especial.
Un nuevo sol que sabe iluminar las calles que ya fueron caminadas en algún momento y hoy, toman más fuerza y valor.
Una plaza que ha visto crecer a muchos niños hoy ya hombres que conocieron la inocencia verdadera y el alimento para crecer, ha sido la amistad y la fidelidad.
Los recuerdos alegran el alma y dan nuevas esperanzas, porque hay algo muy sano en todo este cambio; ya que nace desde el interior y quiere salir a la luz.
Los nuevos rituales son parte de recuperar viejas costumbres; las mismas que ayudan a lograr la paz tan necesaria, la serenidad y tranquilidad.
Mientras la mente esté haciendo bien su trabajo, el corazón puede dedicarse a amar.
Y la vida nos suele dar nuevas oportunidades y cuando uno se da cuenta que es necesario esa modificación y va aceptando que el camino se puede complicar un poco, pero que la meta es algo positivo, agradable y que resurgirá todo lo que estaba guardado en los mejores recuerdos y que quieren volver a salir y ser parte de la vida, aparece la fuerza y las ganas inmensas de llegar pronto.
Y son las mismas ganas de contar, de expresar el significado de cada huella, de cada espacio y de descubrir todo lo nuevo que tenemos por ver.
Nuevos rituales son los que dejan paso a lo que ya era rutina.
Cuando se va perdiendo el sabor, el gusto y lo que ya no deja lugar a la sorpresa, es el instante perfecto para algo nuevo.
Y todo lo antiguo sigue vigente; porque cuando se trata de sentimientos verdaderos, no es cuestión de moda; sino que es algo saludable y que nos hace bien.
Llenarnos con nuevas experiencias; nuevas vestimentas que completan el ser que somos y el que fuimos.
Y nos unimos con lo que éramos y con el de hoy; el niño adulto que tienen mucho para dar.
Y el cuerpo reconoce a la sonrisa que regresa para quedarse, para abrir nuevos rituales y llenar tantas vidas como la propia.
Cuando dejamos la mente abierta, aparecen nuevos desafíos y ese progreso, que es parte de un proceso, evoluciona y nosotros seguimos creciendo.
Y nos reencontramos con la pasión y alegría, la que motivan a seguir y ya no cuesta adaptarse, porque nuestro ser ya lo esperaba, ya tenía el presentimiento de que llegaría algo nuevo, con mucho pasado importante.
Y los nuevos rituales tienen su núcleo en el corazón y es en cada latido, donde nos sentimos vivos.
Muchos espacios por crear, mucho por caminar y mucho amor para poner en cada acción, porque los sueños se cumplen, si todo nuestro ser se conecta a la vez.
MARIANO SANTORO