La valoración personal es una de las cosas más importantes que debemos practicar con absoluta continuidad.
No dependemos de la opinión ajena; ya que somos únicos y a nuestra manera, siempre en constante perfeccionamiento para crecer en todos los niveles.
Cuando nos alejamos de todo lo que ha servido como experiencia, no estamos pensando si fue bueno o no, sino que es parte de un pasado ya vivido y que merecemos algo mejor; siempre debemos ir por más.
Somos parte de un presente y somos un regalo que lo vamos adornando y rellenando con todo lo que sentimos necesario para avanzar en la dirección correcta.
Como todo regalo, para las personas que lo reciban, deben asombrarse y alegrarse, ya que les agrada recibir algo positivo.
Por fuera, lo externo, es lo que llama la atención.
Un envase interesante, que antes de presentarnos, fuimos cortando pedazos que no sirven y le damos forma a las nuevas ideas y a lo que queremos mostrar.
Sacamos nuestra mejor parte creativa y simplemente, creamos; hacemos y le ponemos cariño a toda esa acción.
Nuestras manos son hábiles y sabrán realizar una linda tarea, con un resultado muy positivo.
Los internos deseos de vernos bien, harán que todo lo que mostremos, sea para mejor.
Así, formaremos un buen moño y haremos una buena presentación del regalo que somos.
Por dentro y para los que quieran llegar a conocernos, a saber más sobre lo que contiene ese hermoso regalo; se tomarán el tiempo que merecemos, porque a través de nuestra vida, fuimos llenando el envase con lo mejor que pudimos; fuimos reciclando algunas cosas que creímos rescatables y lo demás; fue hecho con amor y del verdadero.
Amándonos y caminando un camino de paz donde fuimos aprendiendo que lo bueno, perdura.
Y ese regalo, tiene mucho por ser descubierto.
La esencia es el núcleo del regalo.
Un obsequio de vida.
Un presente hecho por Dios exclusivamente para nosotros y que nosotros mismos tomamos la decisión de querer compartirlo con los que se acercan con buena voluntad.
Dar un regalo es apreciar a quien lo recibe y es dado con amor.
Y al ofrecerlo, no es que quien lo recibe se lo queda, sino que se comparte, porque ya somos parte de la otra persona.
Somos una unidad que es valorada como un tesoro, como un presente y como un regalo de este paso por la vida y sale desde el más puro corazón querer vivir con otro corazón que nos quiera y proteja.
El cuidado de un regalo, se hace entre todas las personas que lo tienen y reciben.
Un ida y vuelta infinito, porque nació del amor.
Cuando nos miremos por dentro; descubriremos que tenemos muchos regalos para dar.
MARIANO SANTORO
No dependemos de la opinión ajena; ya que somos únicos y a nuestra manera, siempre en constante perfeccionamiento para crecer en todos los niveles.
Cuando nos alejamos de todo lo que ha servido como experiencia, no estamos pensando si fue bueno o no, sino que es parte de un pasado ya vivido y que merecemos algo mejor; siempre debemos ir por más.
Somos parte de un presente y somos un regalo que lo vamos adornando y rellenando con todo lo que sentimos necesario para avanzar en la dirección correcta.
Como todo regalo, para las personas que lo reciban, deben asombrarse y alegrarse, ya que les agrada recibir algo positivo.
Por fuera, lo externo, es lo que llama la atención.
Un envase interesante, que antes de presentarnos, fuimos cortando pedazos que no sirven y le damos forma a las nuevas ideas y a lo que queremos mostrar.
Sacamos nuestra mejor parte creativa y simplemente, creamos; hacemos y le ponemos cariño a toda esa acción.
Nuestras manos son hábiles y sabrán realizar una linda tarea, con un resultado muy positivo.
Los internos deseos de vernos bien, harán que todo lo que mostremos, sea para mejor.
Así, formaremos un buen moño y haremos una buena presentación del regalo que somos.
Por dentro y para los que quieran llegar a conocernos, a saber más sobre lo que contiene ese hermoso regalo; se tomarán el tiempo que merecemos, porque a través de nuestra vida, fuimos llenando el envase con lo mejor que pudimos; fuimos reciclando algunas cosas que creímos rescatables y lo demás; fue hecho con amor y del verdadero.
Amándonos y caminando un camino de paz donde fuimos aprendiendo que lo bueno, perdura.
Y ese regalo, tiene mucho por ser descubierto.
La esencia es el núcleo del regalo.
Un obsequio de vida.
Un presente hecho por Dios exclusivamente para nosotros y que nosotros mismos tomamos la decisión de querer compartirlo con los que se acercan con buena voluntad.
Dar un regalo es apreciar a quien lo recibe y es dado con amor.
Y al ofrecerlo, no es que quien lo recibe se lo queda, sino que se comparte, porque ya somos parte de la otra persona.
Somos una unidad que es valorada como un tesoro, como un presente y como un regalo de este paso por la vida y sale desde el más puro corazón querer vivir con otro corazón que nos quiera y proteja.
El cuidado de un regalo, se hace entre todas las personas que lo tienen y reciben.
Un ida y vuelta infinito, porque nació del amor.
Cuando nos miremos por dentro; descubriremos que tenemos muchos regalos para dar.
MARIANO SANTORO