Hubo momentos en los que los obstáculos ya se habían hecho rutina, pero eso no impedía seguir adelante.
Las pruebas han sido duras, pero algo en mí, sabía que eran por un motivo especial.
La mente suele mentirnos bastante seguido y si aprendemos a obviar alguna clase de pensamientos, podemos focalizar mucho mejor nuestro destino.
Descubrir los secretos de la vida se puede hacer una muy linda costumbre.
Ha habido épocas en que algunas puertas se abrían y entrábamos como jugando a ver con qué nos encontrábamos y varias veces, no ha sido de nuestro agrado.
Las oportunidades están siempre y al alcance, pero muchas veces, nuestras pretensiones las debilitan y las dejamos pasar.
Pero esas oportunidades, regresan, con otra forma, de otra manera, con otro significado.
Cada instante es único y en cada día, podemos experimentar situaciones interesantes.
La fábrica de sueños ha estado siempre abierta y dispuesta a que nuestros pensamientos positivos le den buen uso.
Somos los creadores de situaciones y cuando las cosas salen de lo habitual, cuando logran sorprendernos, aparece el milagro.
Nuestro ser comienza a generar una poderosa energía sanadora que es el comienzo a un nuevo estado.
El ánimo se junta con las emociones; el corazón ya toma su ritmo cotidiano y musicalizando cada paso que damos.
Los avances en nuestra vida están guiados por nuestra fe.
Milagro es comprender que más allá de lo que somos y mirando desde la humildad, existe la grandeza divina.
El tiempo se pone a favor, los planetas se alinean y nacen cosas indescriptibles, pero que llevan el mensaje para que seamos conscientes que hay nuevos comienzos a la vida, si les damos la chance de hacerlos nuestros.
Entramos en un nuevo nivel, que es el que toda nuestra espiritualidad aumenta y observamos la vida con el alma.
Y la vida se alegra de vernos y nosotros, nos sentimos cómodos sabiendo que hay una compañía dispuesta a acompañarnos en este trayecto.
Los relojes siguen adelantando espacio temporal y los caminos se abren para que los podamos transitar.
Milagro es el renacer cada día y que en cada noche, comprendamos que nuestra grandeza, es estar a la altura de las circunstancias.
MARIANO SANTORO