Dedicar es tomarme unos minutos para pensar en vos.
Es utilizar mi memoria activa para recordar tus gustos y todo lo que sé que te hace bien.
Es querer darte lo mejor a través de una linda dedicatoria.
Que al leerla, te haga sonreír y que esa sonrisa sea motivadora para tu vida.
Es saber que mi libro te va a agradar, que lo tendrás en un lugar especial, porque así me considerás y yo a vos.
Cada palabra debe estar deliciosamente pensada para que el mensaje llegue.
Dedicar es transmitir con pocas palabras y que sea el comienzo de lo que continuará con tu lectura.
Existe una magia especial en esos instantes en el que uno dedica.
Las emociones positivas se hacen presente y juntas, van largando palabras casi al azar, pero que salen directamente desde el corazón.
Mis manos son testigos de ese momento histórico, ya que al terminar, se pone fecha de lo escrito.
Varias veces he puesto sentimientos en palabras en prólogos dedicados y siempre y cada vez, es única y diferente.
Conocerte, me da una cierta ventaja y a la vez, me gusta el desafío de dejar algo que sirva como huellas.
Dedicar es mostrarme desnudo y que mis vestimentas queden a un lado.
Es jugar con el tiempo y hablarle para que yo mismo pueda escuchar lo que quiero decir.
Los mensajes que uno expresa con el cuerpo, suelen ser los más importantes.
Las palabras dichas son difíciles de controlar.
Pero las palabras pensadas e imaginadas, son las que conocen el camino ideal.
Es como una canción que se nos adhiere al cuerpo y está presente.
Dedicar es sorprender y que esa relación se transforme en algo eterno.
MARIANO SANTORO