Sábanas que hablan, que tienen muchos mensajes que se esconden a modo de juego, entre las arrugas de una noche pasional.
Despertar y verte, desayunarte y beberte.
Colores que entran por la ventana y resaltan detalles del romance eterno del cual somos parte.
Hemos elegido el compartir mucho más que momentos y tenemos como testigo a estas sábanas que nos recuerdan, que nos dejan viajar a lugares en que la mente se libera.
No hay llaves porque no hay nada que cerrar.
No hay secretos, porque la entrega es total.
No hay mitades, porque cuando nos encontramos, hacemos una totalidad.
Las sábanas saben nuestros gustos, porque nuestros cuerpos dialogan y las palabras se hacen caricias.
Flores que adornan el espacio escenográfico en el que estamos en este presente.
Bebidas espirituosas que quieren acompañarnos mientras jugamos como lo hacen un nene y una nena, sin culpas ni miedos.
Las horas de un tiempo que llega para ser disfrutado.
Los minutos que se eternizan porque las miradas vuelan profundamente.
Y nos internamos en el verdadero poder del amor, que es el que nos guía.
Las arrugadas sábanas confirman que el movimiento no ha sido temporal y sólo del universo, sino que le hemos dado sentido al estar juntos.
El mágico misterio de saber fusionarse y comprender lo que el mundo aún no sabe el significado.
Nos hemos adelantado unos pasos, porque desde el instante cero, entendimos que el camino es el amor y sólo podremos avanzar si lo compartimos.
Y aprendimos a ser 2 sin dejar de ser uno cada uno.
Uno sobre uno en estas sábanas que nos alojan y las sonrisas fluyen y siguen adornando la felicidad que se vive.
Sábanas que tienen historia y saben de paz, porque los corazones se han unido y laten juntos, porque hemos decidido vivir uno dentro del otro.
MARIANO SANTORO