miércoles, 19 de agosto de 2015

Promesa

En cada escalón que puedo subir, me detengo unos instantes para agradecer por todo lo vivido y por el camino que llega.
Las situaciones suelen ser difíciles y eso también es motivo para agradecer, porque pruebo mi fortaleza.
En cada acierto, confirmo que la experiencia ha sido bien válida y certera.
Muchas veces nos cruzamos con obstáculos que impiden que continuemos y es probable que la vida nos esté diciendo que tal vez ese no sea nuestro destino.
Cada desafío, me lo tomo como un compromiso conmigo mismo.
La garantía es saber que mi perseverancia siempre ha sido una de mis virtudes.
Mi memoria me ayuda a no olvidar completamente la oscuridad que conocí, ya que de esa manera puedo valorar mucho más la luz.
Y tengo la esperanza de que mi corazón siga latiendo con pasión por todo lo que aparece en mis pensamientos.
Me sobra voluntad ya que la voy alimentando con la obligación de amar la vida, porque tengo una misión.
Y no sólo cumplo años, sino que cumplo mis promesas, porque llegan a mí, para confirmar que soy y seré siendo una persona confiable.
Las palabras ajenas las tomo propias y las ofrendo renovadas con cariño.
Suaves caricias con son signo de toda mi esencia.
Y la vida me invita a una gran celebración y me dejo llevar, porque estando en el camino correcto, las puertas nacen desde las oportunidades que nos damos.
En cada puesta de sol, mi corazón manda y es quien sabe que tiene que seguir dando amor.
Las protestas que alguna vez tuve, las modifiqué a propuestas.
Hay un juramento que uno hace con la fe y es ahí cuando nace el compromiso real.
Mi deber es controlar todo lo que llega y darle el sentido para que sea productivo.
Las semillas que nacen son parte del pacto con la tierra que nos brinda su hospitalidad.
Y es por eso que me gustan las promesas, porque me da mucha satisfacción poder cumplirlas.
MARIANO SANTORO