Hay situaciones en que podemos sentirnos aislados.
Momentos de la vida en que las cosas no salen como queremos y no están de nuestro lado.
Y todo eso, está perfecto que suceda, para no acostumbrarnos a lo que se podría considerar como capricho.
Mientras más natural sea nuestro comportamiento, la misma naturaleza se encargará de darnos lo anhelado.
Las ambiciones no deben ser inmensas, sino que desde la humildad, se van obteniendo pequeños logros.
Y la vida se disfruta mucho más cuando nos vamos adelantando en ese hermoso camino que es el destino.
El trayecto, es lo que nos permite crecer.
Y todo lo obtenido, podemos hacerlo propio.
Es probable que nos haya costado y así, le daremos más valor.
Y lo monetario no tendrá el espacio que algunos le quisieran dar, porque los valores verdaderos no hablan de precio.
El aire circula mientras nos amigamos con los demás elementos.
Y nuestro alimento, será la poderosa energía que corre por nuestro interior.
Un mar de emociones positivas dispuestas a renovarnos.
Amar lo que hacemos y haber logrado esa ansiosa meta, también es hacerlo propio.
No somos dueños de lo ajeno, sólo de lo que ganamos por propio mérito.
Y la satisfacción está en lo que pasa por dentro, sentimos que nos merecemos.
La tierra es más que el planeta donde vivimos, ya que es el elemento que pisamos y hacemos nuestro hogar.
Pero la tierra también ensucia si no aprendemos a cuidarnos.
Y mantener el alma y la mente limpia, debe ser una de las prioridades.
MARIANO SANTORO