Siempre has sido una buena mujer, más allá de las malas compañías con las que te has cruzado.
Tu mente se ha llenado de tanta oscuridad, que hasta te confundiste en los caminos a elegir.
Pero las oportunidades siempre están al alcance de quien sepa aprovecharlas.
Has buscado en los mismos lugares, creyendo que quebrarías algún hechizo especial.
La gente de la noche, no siempre puede lograr su propia luz.
Has querido ver amaneceres que dejen huella y eras vos misma la que se nublaba por todo lo que te estaba pasando.
Y el dormir, ha sido una tarea que sólo se concretaba rara vez.
Las pesadillas no dejaban pasar a los sueños que habían sido protegidos desde la juventud.
Y la mujer creció y supo edificar a su alrededor, aunque varias veces hubo tambaleos internos.
Tu intensa búsqueda ha sido tu propia religión.
Aprendiste a mirar cada cosa, cada espacio y a cada persona.
Pero tu mirada se focalizaba en lo que no era duradero.
Tu futuro, no llegaba a los pocos minutos en que tu ansiedad se calmaba.
Buscaste brillo en lugares y personas opacas.
Buscaste compañía, en la soledad del desierto.
Buscaste hasta cansarte de no saber qué era lo que realmente buscabas.
Querías paz, cuando tenías guerras internas.
Y siento que podría darte un pequeño consejo.
Cuando dejes de buscar, sabé que alguien te espera y lo vas a encontrar en tu corazón.
MARIANO SANTORO
