Se suelta lo que te tiene atado.
Soltar es liberarse y a la vez, saber compartir.
Jamás soltaría mis sentimientos.
Lo que se ama, no se suelta, sino que nos aferramos porque nos da fuerza.
Se suelta lo que duele.
Romper cadenas de sufrimiento y darle valor a la independencia de emociones.
Suelto el apego, pero no el cariño.
Suelto lo que se marcaba con límites, porque quiero crecer.
Suelto, sin alejarme de lo que siento, de lo que admiro y de lo que extraño.
No suelto la mirada de lo que sorprende y puedo aprender.
Suelto lo que me frena, lo que me empuja a ser quien ya no quiero.
Suelto el dolor y me abrazo al amor.
Reconozco lo vivido y guardo los mejores recuerdos.
En mi rol de coleccionista, protejo lo que le doy un valor más emocional.
Y en ese acto de soltar, me acerco a la llave que me abre oportunidades.
Suelto todo lo negativo que ha dejado cicatrices y abro lo positivo de la experiencia.
Le doy paso a la alegría, porque la tristeza ya no tiene espacio para ocupar en mi vida.
Y todo lo nuevo que tenga que decir, lo haré desde mi corazón.
Las palabras serán decretadas sabiendo que las expando para atraer lo mejor para mi presente.
MARIANO SANTORO