domingo, 19 de marzo de 2017

Cambiar

Cambiar de estación, ya que hemos decidido avanzar y descubrir nuevas experiencias por vivir.
Cambiar de vestimentas, para que podamos lograr la verdadera desnudez del ser.
Cambiar de costumbres, modificando sólo lo que ya no nos sirve, porque algo nuevo comienza.
Cambiar de miradas, porque al sorprendernos, renovamos y observamos la vida de otra manera.
Cambiar de estilo, porque es parte del crecimiento saber en qué instante mejorar.
Cambiar de calles por caminar, para confirmar que también sabremos llegar a nuestro destino.
Cambiar los nubarrones que están en la mente, para dejar pensamientos más limpios.
Cambiar las sábanas, para sentir el placer de la suavidad en esos momentos de soledad.
Cambiar de lugar los muebles, porque es saludable acomodarnos y volver a querer lo que nos rodea.
Cambiar nuestras respuestas, porque muchas veces tendremos problemas y hay que tener soluciones alternativas.
Cambiar códigos, claves y contraseñas, porque nuestra seguridad es prioridad en tiempos modernos.
Cambiar lo que alguna vez era uso cotidiano y hoy, no sentimos lo mismo, porque algo interno nos pide ese cambio.
Cambiar de palabras apresuradas, porque hacer daño a otros, es dañar lo que somos.
Cambiar de hogar, es uno de los más fuertes cambios, porque las raíces dieron frutos, pero un aire nuevo, nos hace respirar mejor.
Cambiar nuestro estado anímico al volver a lugares conocidos, porque merecemos disfrutar del viaje.
Cambiar pensamientos, porque nos daremos la oportunidad de creer que aún es posible hacer realidad lo que deseamos.
Cambiar de postura, porque la rigidez no suma y al aflojarnos, traemos paz y la relajación se completa.
Cambiar es una de las decisiones más importantes que podamos tomar, porque salimos de la zona de confort.
Cambiar; siempre hay algo que cambiar, menos, los sentimientos y lo que le da sentido de vida al corazón.
MARIANO SANTORO