El destino ha sido el encargado de encontrarnos.
Una misión divina con la tarea de permitir que 2 almas, se conozcan.
Dos personas honradas ante tal manifestación, juntadas para una nueva meta.
Cada uno ha llegado a sus lugares, físicos, materiales o espirituales, pero siempre hay más.
Una puerta se ha abierto ante ellos con la certeza de que hay un camino que deben conocer.
Y la conexión se transforma en una fusión espiritual.
El paso del tiempo, ayudó a cerrar heridas y cicatrizar anécdotas sin final.
La memoria los trajo a este presente, porque la mente, es uno de los caminos que ambos deben transitar, para la comunión y la paz.
Recuerdos que nacen y como niños, se van llenando de toda la información que reciben.
La unión que da paso a la ayuda mutua, a empatizar con el otro ser.
Y la belleza de la espiritualidad, es que son 2 en uno que a la vez, se multiplican con la divinidad.
Bendito somos al saber que la humildad nos deja ser parte del otro, sin dejar de ser.
Un reflejo de bienestar en el que se involucran para ser pareja.
Abrazos que contienen y dicen más que las palabras que puedan pronunciar.
Voces internas que susurran amor genuino.
La maravillosa experiencia de sentirse libres siendo 2.
Vuelos compartidos que escriben nuevas historias.
Protagonistas de su verdadera identidad.
Un cielo que se abre para recibirlos y eternizarlos vistiéndolos con el amor divino.
MARIANO SANTORO