La mirada siempre hacia adelante y con los sueños en mente para hacerlos reales.
Toda la sensibilidad que podamos incluir, hará bien a esos deseos internos.
Hemos aprendido a rodearnos de espiritualidad.
Y se ha potenciado nuestra iluminación.
Conocimos muy bien las fantasías y la realidad que queremos, es una muy diferente.
Conocimos la paciencia luego de horas de esperar.
Y creció nuestra imaginación hasta descubrir que siempre hay algo nuevo.
Damos gracias por la sabiduría del camino transitado.
Y vemos diferente a la humanidad que nos rodea.
No queremos ser el centro de vida, pero sí dueños de nuestra historia.
Llenarnos de energía y poder compartirla.
La profundidad de cada uno de los pensamientos, se la brinda la conexión con el alma.
Ya sabemos cuál es nuestro sentido de vida.
Y le sumamos la ternura de cada instante.
El color del corazón ya contagió a todo el ser.
Y es la esencia de lo que queda, lo que le da valor a lo que vivimos.
El camino ya se expandió y está en nosotros la decisión de ir hacia adelante.
Un horizonte repleto de experiencias.
Un corazón repleto de amor para ofrecer.
MARIANO SANTORO