Tantas veces hemos caminado por lugares oscuros.
Incluso aquéllos que se alojan en nuestra mente.
Calles llenas de soledad que se cruzaban con avenidas perdidas.
No encontrábamos rumbo, porque ni siquiera sabíamos que debíamos tener alguno.
Igualmente, seguimos yendo hacia adelante.
Atravesamos puertas negativas.
Ventanas empañadas de tristeza.
Muros de prejuicios.
Todo parte de la experiencia de vida.
Todo, enseñándonos el gran aprendizaje.
La sabiduría era una semilla que ya aparecían sus frutos.
Crecer incluye pasar por diferentes etapas.
Y cansados de la lluvia, fue la misma la que nos ayudó a limpiar todo lo que ya no era necesario.
Hoy podemos apreciar los colores que se fueron sumando.
Cada arcoíris emocional se logra con las tonalidades de lo que pensamos.
Y el rostro se ponía la mejor sonrisa para vestir nuestro ser.
El corazón ya recuperó el tiempo exacto para darle sentido a nuestros ideales.
Hoy tenemos color, porque valoramos el viaje que nos tocó realizar.
Brindemos por el color en vida y que lo que llegue, sea siempre en subida.
MARIANO SANTORO
