Escribir en el presente, para decir lo que siente, mi corazón apasionado.
Recuerdos y mensajes que aparecen y antes no lo hubiera imaginado.
Una gran cantidad de abanicos que se abren como puertas.
Y la bella calidad de emociones que en mi ser despierta.
Carta sin tiempo, para leer en el futuro.
Relojes de arena que detienen los momentos para apreciar.
Colecciones del pasado, siempre listas para disfrutar.
En la fiesta del vivir, estar siempre elegantes.
Darle prioridad a lo que creemos importante.
Dentro de un sobre, no puede haber nada que parezca pobre.
Todo el arte de sentarnos a expresar, lo que sale de la mente y hacerlo con amor.
Haber aprendido las técnicas para sanar lo que alguna vez fue dolor.
Todo el inmenso contenido en ese papel, con sentimientos a granel.
Aparecen en cajones o en nuestro baúl cerebral.
Librería cotidiana en la que cada artículo, tiene su propio sentido.
Lápices infantiles, que llenan de colores y lo hacen sin culpa.
Lo que se hace en el recreo, es en el aula donde se inculca.
Hojas en blanco con decenas de pensamientos en aumento.
Y esperar el sabio lugar, para darle valor a este momento.
MARIANO SANTORO