Desde mi lado romántico, hago y haré todo lo que me dicte el corazón.
Sé que aún tengo tareas pendientes, pero esa luna que cada noche nos hace compañía, te la acercaré.
Ambos transitamos por calles oscuras, hasta que nos encontramos en la gran avenida del amor.
Luces de neón, luces de ficción, pero aprendimos a darle valor a lo real.
Y nos conectamos con nuestra luz interior.
Cada sábado sin salir, se cruza con el domingo de ansiedad.
Y llega el lunes en donde nuestra luna brilla y nos motiva.
La semana se hace más agradable al saber que del otro lado, no es oscuro, sino que está todo tu ser.
Y las sombras que proyectamos, también son parte de nosotros.
Las distancias del sentimiento, no son lejanas.
Estamos tan cerca, como nuestra mirada se atreva a observar.
Curiosas estrellas que juegan entre ellas y forman figuras.
Mensajes inocentes que entretienen en tiempos difíciles.
La duración de las emociones, se basan en las acciones cotidianas.
Dar, por el hecho de ayudar a quien lo necesita.
Manos que alcanzan a abrazar a cuerpos débiles.
Presencia que sabe escuchar y palabras que sanan.
Todo lo que veas en la luna de amor, serán mis poemas que dejaré guardados.
Y en algún momento de soledad, podrás descifrarlos.
MARIANO SANTORO