Todos podemos atravesar laberintos emocionales.
Muchos, nos hemos perdido en el trayecto.
Nos fuimos poniendo metas y chocamos con callejones sin salida.
Y tuvimos que regresar y comenzar de nuevo.
Algunas veces, tomamos la misma ruta.
Otras, comprendimos que era tiempo de cambiar.
Lo nuevo suele asustar.
Pero lo viejo y conocido, ya cumplió su ciclo.
Voces ajenas que intentaron ayudar dando sus propias directivas.
Consejos vacíos de gente que sólo lo pudo llenar de dolor.
Y el rencor los ha frenado y estancado en situaciones oscuras.
Y si prestamos real atención a nuestras luces.
Las mismas que nos han iluminado hasta llegar a hoy.
Ellas sabrán guiarnos.
Ellas nos conocen de verdad.
La luz interior nos conduce hacia el centro de nuestro ser.
Y nos encontramos con el latiente corazón.
El que desea inmensamente cumplir su misión y amar en todos los aspectos.
Ese es el único camino.
MARIANO SANTORO