Desde el puente, observo todo lo transitado y hacia donde me dirijo.
No hay preguntas, porque a las que consideraba importantes, les encontré su respuesta.
Me encuentro parado sobre mi corazón.
Que brilla y aumenta su poder de tan sólo imaginar que puede seguir amando.
Ya no hay búsqueda, porque la espera es sabia y sabrá cuándo dar su presente.
Elegí la mejor escenografía para inspirarme.
Cuando la mente se limpia, los pensamientos mejoran.
El cuerpo se pone a crear y accionamos de una manera especial.
Abajo, podría estar el miedo, pero es mayor la fe y mis ganas de continuar.
Arriba, está mi cielo adorado que me guía con sus estrellas.
Y no siento soledad, porque mi niño interior me acompaña.
Y me rodean montañas de deseos.
Los colores no son estables, sino que se alternan para ambientar mis sentimientos.
He comenzado a sembrar placeres y que me sorprendan al crecer.
He despejado el camino y las piedras ya no me molestan, sino que las uso para jugar.
En el medio de la nada, me siento que estoy lleno de todo.
Lo que necesito, vive en mí y lo que llegue, será de bendición.
Las melodías de mis latidos, marcan el ritmo de mis pasos.
Le sonrío al destino y le digo que estoy yendo hacia él.
MARIANO SANTORO
