Amistad, esa inmensa palabra que incluye amor sano.
Esa unión que se construye a través de los años.
Cada momento es una semilla que se siembra desde el corazón.
Es anhelar los encuentros y dejar que fluya esa canilla libre de alegría.
Saber que podemos confiar y siempre, recibiremos mucho más que palabras.
La incondicionalidad es su mayor fortaleza.
Es animarse a jugar sin culpas ni miedos, sólo disfrutar.
Compartir experiencias y que cada proyecto que tengamos, tendrá su verdadero apoyo.
Los pilares que la vida nos ofrece para sentirnos bendecidos y agradecidos.
Esa bella fusión entre amor y dar, porque de eso se trata, al igual que brindar, porque la amistad es una celebración.
Ellos son las caricias necesarias cuando las lágrimas quieren salir.
Nos ayudar a secarlas y que nuestro rostro dibuje la mejor sonrisa.
Los abrazos que sanan y palabras que acompañan.
Los recuerdos que se eternizan en fotos.
Y todo lo que queda registrado por el corazón.
El cariño que vive en el alma y nos invita a continuar.
Crecer juntos y estar cuando hay que estar.
El compromiso de la fidelidad al llamarse amigo.
Y hacer todo lo que nos haga bien, escribiendo cada día, en este libro llamado vida.
MARIANO SANTORO