Necesitábamos sentarnos y frenar la velocidad del planeta.
Quizás en modo confesión, pero ambos sabemos que había mucho por decir.
Y valorar los silencios es respetar los tiempos personales.
No todos pueden expresar lo que tienen encerrado.
A veces, se intenta y se hace lo posible por comenzar.
Y dialogar, siendo uno de los pilares más importantes, es lo que nos hacía tambalear.
No estar bien parados, pretende tirarnos o dejarnos caer.
El orgullo se hace presente y calla lo que queremos gritar.
Y las fuerzas, demasiadas veces queda en algo casi irreal.
Y hoy, la vida nos pone acá.
Juntos y queriendo acercarnos más.
Ya hay bastantes cosas separadas que siguen dividiendo en esta ridícula matemática humana.
Nosotros vamos por el camino opuesto.
Hablar es sumar y comprender es multiplicar.
Y nada es pequeño ante lo que deseamos manifestar.
Los corazones están dispuestos a escuchar.
Tenemos al futuro como testigo, porque queremos avanzar.
Uniendo letras en el diccionario personal.
Y el amor como protección, empezamos a conversar.
MARIANO SANTORO