En el amor verdadero de pareja hay mucho más que palabras.
Hay infinidad de momentos que se disfrutan para compartir.
El hecho de mirar a nuestra pareja, solo mirarla y saber que está, que pertenece a nuestra vida y que siente algo muy fuerte y que nuestro corazón late por ella, es maravilloso.
Cuando uno siente ese enamoramiento, esa admiración en la cual se permite hacer cualquier actividad y todo es en vista al progreso mutuo, todo eso fortifica a ambos.
Pero qué nos pasa cuando no tenemos a esa persona? Cuando estamos solos.
O también (y es un ejemplo doloroso), el que esté en pareja pero la distancia sentimental es abismal.
Cuando se perdió el amor y ya es tan solo una persona que está, pero no nos afecta en lo más mínimo; que nuestro cuerpo ya no siente lo mismo; que la piel es tan solo lo que cubre el cuerpo, pero en lo que se refiere a la pareja, es casi un desconocido.
Cómo se vive el día a día?
Es un camino en donde tenemos que reflexionar bastante y no ser impulsivos, ya que eso nos puede destruir mucho más.
Pensar muy bien los pasos a seguir; si es posible consultar con profesionales y a la vez con amistades fieles.
Si en el medio hay hijos, es un obstáculo más, pero nada debe impedirnos a ser felices.
Cuando nos prioricemos el camino se hará más agradable de transitar.
La paciencia no estará tan a mano y es posible que deseemos que todo transcurra lo más veloz posible, pero la velocidad no es buena.
Tranquilidad es una de las claves.
Tomarse tiempo para pensar; estar al aire libre, mirar la naturaleza y descubrir qué es lo que queremos de ahora en más para nosotros.
Cuando veamos a parejas, solas o con sus hijos, pensemos en que todo eso es posible, aunque ya hayamos tenido esa vivencia, todo se supera, todo se puede arreglar si hay fe y si el diálogo es ameno, interesante y hay entrega de ambas partes.
Pensemos la movida a realizar.
Seguir, tan solo por aguantar esa rutina o empezar de nuevo no sirve, nos atrasa en muchos niveles.
No es tarea fácil, pero si amamos la vida y dentro nuestro pensamos que aún hay mucho más por descubrir y que podemos sentir ese cosquilleo llamado enamoramiento y amor, aún se puede.
Todo está cercano si le damos la oportunidad.
No cerrarnos y a la vez, abrir nuestros ojos y saber que nuestro corazón puede volver a amar y sentir incluso cosas que hasta hoy, no experimentamos.
Cuando estemos con una persona que nos interese y querramos tener algo, dejémonos llevar por el destino.
Lo que muestra la foto es una pareja (o sea 2 mitades de un solo ser, unidos por el amor), disfrutando de la naturaleza, compartiendo y cada uno le sirve de apoyo al otro; hay confianza, hay cariño, hay amor, hay paz y hay una bella escenografía que solo Dios nos la puede dar.
MARIANO SANTORO
Hay infinidad de momentos que se disfrutan para compartir.
El hecho de mirar a nuestra pareja, solo mirarla y saber que está, que pertenece a nuestra vida y que siente algo muy fuerte y que nuestro corazón late por ella, es maravilloso.
Cuando uno siente ese enamoramiento, esa admiración en la cual se permite hacer cualquier actividad y todo es en vista al progreso mutuo, todo eso fortifica a ambos.
Pero qué nos pasa cuando no tenemos a esa persona? Cuando estamos solos.
O también (y es un ejemplo doloroso), el que esté en pareja pero la distancia sentimental es abismal.
Cuando se perdió el amor y ya es tan solo una persona que está, pero no nos afecta en lo más mínimo; que nuestro cuerpo ya no siente lo mismo; que la piel es tan solo lo que cubre el cuerpo, pero en lo que se refiere a la pareja, es casi un desconocido.
Cómo se vive el día a día?
Es un camino en donde tenemos que reflexionar bastante y no ser impulsivos, ya que eso nos puede destruir mucho más.
Pensar muy bien los pasos a seguir; si es posible consultar con profesionales y a la vez con amistades fieles.
Si en el medio hay hijos, es un obstáculo más, pero nada debe impedirnos a ser felices.
Cuando nos prioricemos el camino se hará más agradable de transitar.
La paciencia no estará tan a mano y es posible que deseemos que todo transcurra lo más veloz posible, pero la velocidad no es buena.
Tranquilidad es una de las claves.
Tomarse tiempo para pensar; estar al aire libre, mirar la naturaleza y descubrir qué es lo que queremos de ahora en más para nosotros.
Cuando veamos a parejas, solas o con sus hijos, pensemos en que todo eso es posible, aunque ya hayamos tenido esa vivencia, todo se supera, todo se puede arreglar si hay fe y si el diálogo es ameno, interesante y hay entrega de ambas partes.
Pensemos la movida a realizar.
Seguir, tan solo por aguantar esa rutina o empezar de nuevo no sirve, nos atrasa en muchos niveles.
No es tarea fácil, pero si amamos la vida y dentro nuestro pensamos que aún hay mucho más por descubrir y que podemos sentir ese cosquilleo llamado enamoramiento y amor, aún se puede.
Todo está cercano si le damos la oportunidad.
No cerrarnos y a la vez, abrir nuestros ojos y saber que nuestro corazón puede volver a amar y sentir incluso cosas que hasta hoy, no experimentamos.
Cuando estemos con una persona que nos interese y querramos tener algo, dejémonos llevar por el destino.
Lo que muestra la foto es una pareja (o sea 2 mitades de un solo ser, unidos por el amor), disfrutando de la naturaleza, compartiendo y cada uno le sirve de apoyo al otro; hay confianza, hay cariño, hay amor, hay paz y hay una bella escenografía que solo Dios nos la puede dar.
MARIANO SANTORO