Qué inmenso es el vacío que sentimos al terminar una relación!
Esa hermosa costumbre que nos llevó a lugares increíbles, donde nos permitió ser sinceros y ser nosotros mismos; mostrando lo mejor de nosotros y quizás a veces, también lo malo, pero fuimos puros, como el amor que sentimos.
Hoy, se extraña.
Lo que no se tiene y se ha tenido, se extraña, se lo valora y se lo respeta mucho.
Lo que ya no está, no significa que no podemos mantenerlo en nuestro corazón.
Siempre debemos hacer hasta lo imposible por luchar por nuestro amor; ese que tanto bien nos hizo; ese amor que nos hizo muy feliz y nos sentimos acompañados, aunque no hubiésemos estado siempre físicamente.
Todo lo que nos unió a otra persona, lo ha hecho Dios y esas uniones, jamás se cortan.
Quizás, en la parte física suceda así, pero el alma, sabe muy bien a quién quiere.
No se puede llevarle la contra a los sentimientos.
Los caprichos y el orgullo nos hacen alejar de alguien, pero el amor, sigue intacto o por lo menos, eso es lo que debería pasar.
Una especie de congelamiento momentáneo hasta que el destino nos permita seguir en contacto.
Lo que uno ofrece, debe ser con el corazón y aunque creamos que se equivoca, es lo más puro que podemos dar.
En el amor no hay equivocaciones, sino malos entendidos.
De ambos lados hay que dar lo mejor, siempre.
Lo único que debemos cortar es con lo que nos hace daño.
Esa es nuestra prioridad; pero a la vez, debemos permitir oportunidades, como a nosotros nos encantaría tenerlas.
Cuando existe un muy buen diálogo, todo se supera.
El amor une.
Une todo lo bueno ya que amor es Dios.
Pueden existir algunas hilachas, que se podrían traducir como pequeñas discusiones, pero eso no marca que deba cortarse todo contacto.
Las uniones que encontramos y vivimos en nuestro largo camino nos sirven y nos dan fuerza para seguir.
En cada paso, puede haber un amor escondido.
Que todos podamos encontrarlo es parte de la fe que tengamos.
Creer, ya que al hacerlo lo demás llega solo.
Los tiempos pueden variar pero el amor real, perdura y no sabe de tiempos ni de relojes.
Si en tu vida hay que algo que creés que se pueda cortar o está próximo a hacerlo; hacé un poco de esfuerzo si creés que vale la pena; te aseguro que no te vas a arrepentir.
No le ahuyentemos a los sentimientos puros. Nunca!
Aunque ese lazo que nos une se llame amistad o pareja.
MARIANO SANTORO
Esa hermosa costumbre que nos llevó a lugares increíbles, donde nos permitió ser sinceros y ser nosotros mismos; mostrando lo mejor de nosotros y quizás a veces, también lo malo, pero fuimos puros, como el amor que sentimos.
Hoy, se extraña.
Lo que no se tiene y se ha tenido, se extraña, se lo valora y se lo respeta mucho.
Lo que ya no está, no significa que no podemos mantenerlo en nuestro corazón.
Siempre debemos hacer hasta lo imposible por luchar por nuestro amor; ese que tanto bien nos hizo; ese amor que nos hizo muy feliz y nos sentimos acompañados, aunque no hubiésemos estado siempre físicamente.
Todo lo que nos unió a otra persona, lo ha hecho Dios y esas uniones, jamás se cortan.
Quizás, en la parte física suceda así, pero el alma, sabe muy bien a quién quiere.
No se puede llevarle la contra a los sentimientos.
Los caprichos y el orgullo nos hacen alejar de alguien, pero el amor, sigue intacto o por lo menos, eso es lo que debería pasar.
Una especie de congelamiento momentáneo hasta que el destino nos permita seguir en contacto.
Lo que uno ofrece, debe ser con el corazón y aunque creamos que se equivoca, es lo más puro que podemos dar.
En el amor no hay equivocaciones, sino malos entendidos.
De ambos lados hay que dar lo mejor, siempre.
Lo único que debemos cortar es con lo que nos hace daño.
Esa es nuestra prioridad; pero a la vez, debemos permitir oportunidades, como a nosotros nos encantaría tenerlas.
Cuando existe un muy buen diálogo, todo se supera.
El amor une.
Une todo lo bueno ya que amor es Dios.
Pueden existir algunas hilachas, que se podrían traducir como pequeñas discusiones, pero eso no marca que deba cortarse todo contacto.
Las uniones que encontramos y vivimos en nuestro largo camino nos sirven y nos dan fuerza para seguir.
En cada paso, puede haber un amor escondido.
Que todos podamos encontrarlo es parte de la fe que tengamos.
Creer, ya que al hacerlo lo demás llega solo.
Los tiempos pueden variar pero el amor real, perdura y no sabe de tiempos ni de relojes.
Si en tu vida hay que algo que creés que se pueda cortar o está próximo a hacerlo; hacé un poco de esfuerzo si creés que vale la pena; te aseguro que no te vas a arrepentir.
No le ahuyentemos a los sentimientos puros. Nunca!
Aunque ese lazo que nos une se llame amistad o pareja.
MARIANO SANTORO