domingo, 15 de enero de 2012

Transmitiendo energía

Abrimos los ojos y comenzamos a llenarnos de información.
De a poco, vamos sumando todo lo que nos aporte para ir creciendo.
En cada momento de cada situación encontramos ambos polos, pero todo es energía.
Y está en nosotros decidir con cual quedarnos.
Somos energía ya que al estar de cualquier estado anímico, la transmitimos.
Si más allá de los ojos, vamos atrayendo otra clase de energía, también entra en nuestro ser y ahí también tenemos que elegir qué hacer con ella.
Somos poder y tenemos poder.
La única limitación que tenemos es la que nos autoimponemos.
A través de nuestras manos, podemos obrar y edificar todo lo que deseamos; incluso nuestra propia vida.
Con las manos saludamos y damos la bienvenida.
Con las manos acariciamos y sentimos y permitimos al otro sentir.
Con las manos, se transmite la energía y parte de lo que somos y queremos ofrecer.
Todo nuestro cuerpo se expresa y mostramos lo que somos y eso se logra ante la presencia, ante el estar y que nos miren en persona.
La buena energía se puede transmitir de diversas maneras, pero frente a frente le sumamos confianza y sinceridad.
Todo lo que digan de nosotros, queda enterrado cuando se encuentran con el verdadero, el que no tiene nada que esconder y que brilla y tiene energía positiva.
Todo lo bueno atrae lo bueno.
Todo lo que llega a nuestra vida, se puede reciclar y transformar.
Malo por bueno.
Envidia por admiración.
Odio por amor.
El amor es energía pura y solo se transmite desde corazones sinceros.
Corazones que laten cuando hacen realidad sueños para muchos imposibles e inalcanzables.
Ojos que se deslumbran y asombran.
Ojos que dejan caer lágrimas de felicidad cuando las cosas salen bien.
Emociones y sentimientos.
Amor y más amor.
Ver la felicidad en los demás cuando fue uno quien la generó; quien encendió la luz en cadena amorosa para iluminar un camino.
Ver alegría y recibirnos con un abrazo.
Y nuevamente el ida y vuelta de energía.
Dar para recibir amor.
Agradecer porque el amor se multiplica.
Y nuevamente la energía que nos inunda.
Y nuevamente sumamos deseos y sueños, metas y proyectos.
Sumar para crecer y embellecernos por dentro ya que ese brillo traspasa nuestra piel y se ve en nuestro ser.
Exteriorizamos energía y amor.
Luz y paz.
Alegría y felicidad.
Transmitiendo energía nos hace mejores personas.
Y todo suma y todo nos va haciendo cada día más felices ya que en el camino, solo encontramos positivismo.
Encontramos diálogo e interacción.
Encontramos historias y sumamos anécdotas.
Encontramos experiencias y las hacemos propias.
Todo para aprender y todo para transmitir.
Eso se llama energía del amor.
Eso se llama vivir una vida llamada vida.
MARIANO SANTORO