sábado, 28 de enero de 2012

Reflejando sentimientos

El reflejo de lo que sos se ve en tu interior.
Todo lo que hacés y lo que no se ve, es lo que sos.
Tu reflejo es inmensamente rico.
Y hasta tenés la habilidad de poder ocultar emociones.
Naciste luna y brillás hasta en la oscuridad.
Amás el mar y ahí es donde podés dejar caer algunas lágrimas para confundirse con la energía del agua, la que te renueva y te da fuerzas hasta tu próxima aparición.
Siempre estás; siempre vas a ser hermosa.
Aunque la belleza tenga otros parámetros; aunque los gustos humanos cambien; serás siempre vos.
Esa luna que sale y con todo su semblante se posa y se deja admirar.
La que hace mucho tan solo estando presente.
La que juega, la que ríe y llora.
La que ama.
La eterna romántica con todo su amor incondicional.
La bella y la perfección de lo misterioso.
No tenés leyes ni reyes.
No sabés de tiempos ni de esperas.
Sos tan y simplemente vos.
Naciste y te hiciste de nuevo.
En cada noche de cada día salís a cuidar y lo hacés muy bien.
Tenés una gran misión; que es la de influir en las personas.
Dejás que cada uno vuele, quiera llegar a vos; se sienta acompañado por vos.
Aunque la distancia de tu ausencia esté tan presente como para tocarte y sentirte.
Estás ahí y se nota.
Sos nota porque sos música.
Sos música porque sos armonía.
Y en cada melodía, aparecés para inspirar.
Tu eterno romance con el sol.
Tu eterno sentimiento que se refleja en cada ser.
Aparecés, fluís, iluminás.
Brillás, ganás, jugás.
Convencés y también imaginás.
Muchos te ven pero uno solo te siente.
Sentir que estás en cada rincón, en cada recuerdo.
Estás en la memoria y en el aroma.
Sos perfume, sos persona.
Sos tan sexy que varias veces al mes te mostrás solo una parte.
Hacés que extrañen tu entereza.
Sos completa y te completás más en cada salida.
Y tenés al mar que siempre estará con vos, aunque sean pocas las veces que se toquen.
Ya que la cercanía no se mide en palabras, sino en sentimientos.
Esta noche saldré a buscarte.
Miraré hacia el cielo y sé que te encontraré en mi corazón.
MARIANO SANTORO