jueves, 26 de julio de 2012

Liberando ideas

El maravilloso poder de nuestra mente generadora de ideas y proyectos.
Una gran máquina que se junta con otros empleados de nuestro cuerpo para poder llevar a cabo esa idea y hacerla real.
No todas salen a la luz, pero desde el nacimiento de cada una, ya es luz, ya pertenece a nosotros y nos comienza a iluminar para tener la sabiduría de saber si es necesario hacerla real o guardarla para otro momento.
Cada instante, poder eternizarlo para nuestro bienestar.
En todo lo que hacemos, tenemos el absoluto poder de hacer el bien, ya que a la vez, nos alimentará a seguir dando lo mejor.
En los sueños, encontramos momentos y nombres de todo lo que hemos vivido, sumado esto a lo que queremos tener por delante, en ese horizonte que cada día vemos más cercano.
Mientras caminamos vamos experimentando y proyectando situaciones.
La vida no tiene guía ni necesita ser planificada, solo sirve tener una idea de saber hacia qué lugar queremos ir.
En la sorpresa, nos encontramos con nuestra parte más humana; con la humildad de sonreírnos y de llenar nuestro espíritu de felicidad.
Es como sentirnos un día en el paraíso; como que todo lo que vemos es perfecto, porque así lo imaginamos y hacemos lo posible por hacerlo real.
Liberando ideas, nos liberamos nosotros.
Dejamos salir esa parte que tanto protegemos.
Nos mostramos en carne viva tan solo en pequeños momentos para que no nos dañen.
Y en la más absoluta sinceridad de nuestro ser, cada idea, puede y debería ser única e increíble.
Dar lo mejor de nosotros; dar porque recibiremos nuevas sensaciones relacionadas con el amor incondicional.
Todos podemos tener metas y con la fuerza de voluntad, podemos hacer que esas metas se transformen en una misión, incluso en un estilo de vida.
Porque al ayudar, nos fortalecemos como seres con inmensas ganas de ser felices.
Esa llama, pertenece al gran fuego interno que nos incentiva a seguir creando; a seguir haciendo realidades, porque las ideas están para cumplirlas, al igual que nuestros sueños.
Todo se hará realidad mientras tengamos a Dios guiándonos cada día; porque su luz, está y vive en nuestro corazón y todo lo que hagamos con amor, se vuelve real.
Tan real, como la felicidad que hay en cada latido y saber que estás viviendo algo único.
MARIANO SANTORO