miércoles, 27 de febrero de 2013

Esencia

Podría tener varios títulos profesionales pero eso no marcaría mi personalidad y lo que hago en mi vida cotidiana.
Podría demostrar afecto con los demás, pero si no me quiero a mí mismo, esa tarea sería una falacia.
Podría permitirte realizar mis sueños, pero si no me permito descansar y limpiar mi mente de lo negativo que me rodea, no se cumplirá.
Mis brazos están siempre para dar un abrazo sincero y con energía.
Mis oídos están para quien necesite expresar sus problemas con ganas de superarlos.
Mis ojos, cada día amanecen con ganas renovadas de mirar la vida de la mejor manera.

Todo mi ser, es especial porque lo he decidido; ya que al perfeccionarme cada día en la escuela de la vida, las materias a cursar me hacen querer superarme y sentirme útil.
Hubo momentos en que me tocó rendir exámenes sorpresa y ahí juega mucho la percepción y la intuición.
Siempre debemos estar atentos y alertas a todo lo que sucede alrededor.
Los detalles, marcan la diferencia y nos hacen crecer.
Hay fechas que pueden ser cicatrices, ya que nos recuerdan momentos que dejaron algo en nosotros.
Y es altamente positivo, recordar cada momento importante y bueno; que no tenga negatividad que pueda contagiarnos.
La tarea de limpieza álmica, es una gran tarea.
Rodearnos de gente sana, con pensamientos que nos dejen pensando; con palabras que nos dejen sin palabras; con sentimientos que aumenten los propios.

Contar nuestra vida, para que otros se encuentren en nosotros.
Cadenas de emociones que se mezclan en una inmensa sintonía que abre más el corazón y estamos en una gran desnudez frente al otro.
Regalos que no están dentro de una caja, sino dentro del corazón y que se ofrece a quien sepa valorarlo.
Regalos de vida que nos alimentan el alma, que nos embellecen por dentro y nos retroalimentamos de felicidad pura.
Esencia, pureza.
Sentimiento, alimento.
Felicidad, profundidad.
Nacer, creer y seguir creyendo.
Cada día nacemos y continuamos el viaje hacia nuestro interior y a medida que nos acercamos al núcleo; vamos pasando por la carne viva, la que nos muestra la realidad.
Vivir en esencia es ser nosotros mismos; sin importar nada externo, porque lo más sagrado vive en nuestro interior.

Amar, ayudar, agradecer.
La vida externa y pública, tiende a marcar algo en cada uno; pero la personalidad se logra de otra manera.
Los mayores secretos se guardan en el corazón; los misterios, han sido inventados para ser resueltos; las preguntas, son para confiar en que Dios nos dará la respuesta a cada una de ellas.
La vida es demasiado hermosa y mucho más, si nos la permitimos vivir desde nuestra esencia.

MARIANO SANTORO