Hay blanco y negro, luz y oscuridad, verdad y mentira.
Hay muchísimos ejemplos de una cosa u otra, pero lo que nadie puede negar, es que existe una sola realidad y es la que se vive cada día.
A muchas personas les gustaría vivir por siempre de una manera, inconscientemente un estancamiento que no conduce a nada; es algo estático y la vida pasa de largo.
Y esa es una realidad, aunque ellos no la puedan ni ver, porque hay algo que les tapa la visión y sólo ven lo que quieren, cuando quieren.
Muchos no pueden verse interiormente porque el vacío es inmensamente profundo.
No es saludable ser extremista y no querer ver que también hay matices en la vida. Sino, no le daríamos esos toques de color que nos sorprenden y nos emocionan.
Son muchas las veces en las que esperamos por ese arcoíris que nos modifique lo que estamos viendo, ya que por momentos, nos sentimos perdidos y necesitamos de esos colores para poder ver algo más y no constantemente lo mismo.
La rutina aburre y la cotidianeidad tiene mucho de rutina y no siempre se puede estar sorprendiendo al otro y menos a nosotros mismos; se necesita de mucha creatividad para no caer en la rutina, que es una realidad que tratamos de obviarla.
Por los único que debemos preocuparnos en serio, es por nosotros; porque de esa manera y estando bien, podemos expandir los buenos sentimientos y el bienestar y así, poder contagiar esa energía a los demás. Sirvamos de ejemplos con acciones verdaderas y que perduren.
Hacer algo pasajero, es tarea para cualquiera, por eso debemos ir siempre hacia el perfeccionamiento humano; el nuestro y el de los que nos rodean, mediante la ayuda.
La realidad se percibe cuando estamos limpios álmicamente.
A todos nos ha pasado de endurecer lo externo para protegernos; esa caparazón va tomando forma y nos va encerrando, nos cierra a las oportunidades y creemos que al ser duros, no nos sucederán cosas, pero a la vez, nos perdemos de arriesgar mucho más, que no lo hacemos por temor a repetir historias.
Intentamos protegernos de lo externo y muchas veces no nos cuidamos a nosotros mismos, pensando de manera positiva y recibiendo solamente las buenas energías de todo lo que está a nuestro alrededor.
No hay dureza que perdure cuando el corazón expresa las verdaderas emociones.
Nos sentimos derretir cuando estamos viendo que se aleja de nosotros lo que tanto queremos.
Y la única solución, es hacer las cosas bien, pensando cada movimiento.
Porque cuando razonamos y hacemos un gran balance de lo que podemos perder, vamos a hacer todo lo posible para que realmente no lo perdamos.
Y eso es la realidad. Amamos hacer y sentir. Queremos que las personas cercanas estén bien.
Dejemos que la luz que vive en nosotros, nos muestre las puertas y los caminos por venir; esos que nos abrirán más puertas y más caminos. Y mucha gente verdadera se sumará.
La realidad, es lo mejor que vos querés para vos y para quien está a tu lado.
MARIANO SANTORO
Hay muchísimos ejemplos de una cosa u otra, pero lo que nadie puede negar, es que existe una sola realidad y es la que se vive cada día.
A muchas personas les gustaría vivir por siempre de una manera, inconscientemente un estancamiento que no conduce a nada; es algo estático y la vida pasa de largo.
Y esa es una realidad, aunque ellos no la puedan ni ver, porque hay algo que les tapa la visión y sólo ven lo que quieren, cuando quieren.
Muchos no pueden verse interiormente porque el vacío es inmensamente profundo.
No es saludable ser extremista y no querer ver que también hay matices en la vida. Sino, no le daríamos esos toques de color que nos sorprenden y nos emocionan.
Son muchas las veces en las que esperamos por ese arcoíris que nos modifique lo que estamos viendo, ya que por momentos, nos sentimos perdidos y necesitamos de esos colores para poder ver algo más y no constantemente lo mismo.
La rutina aburre y la cotidianeidad tiene mucho de rutina y no siempre se puede estar sorprendiendo al otro y menos a nosotros mismos; se necesita de mucha creatividad para no caer en la rutina, que es una realidad que tratamos de obviarla.
Por los único que debemos preocuparnos en serio, es por nosotros; porque de esa manera y estando bien, podemos expandir los buenos sentimientos y el bienestar y así, poder contagiar esa energía a los demás. Sirvamos de ejemplos con acciones verdaderas y que perduren.
Hacer algo pasajero, es tarea para cualquiera, por eso debemos ir siempre hacia el perfeccionamiento humano; el nuestro y el de los que nos rodean, mediante la ayuda.
La realidad se percibe cuando estamos limpios álmicamente.
A todos nos ha pasado de endurecer lo externo para protegernos; esa caparazón va tomando forma y nos va encerrando, nos cierra a las oportunidades y creemos que al ser duros, no nos sucederán cosas, pero a la vez, nos perdemos de arriesgar mucho más, que no lo hacemos por temor a repetir historias.
Intentamos protegernos de lo externo y muchas veces no nos cuidamos a nosotros mismos, pensando de manera positiva y recibiendo solamente las buenas energías de todo lo que está a nuestro alrededor.
No hay dureza que perdure cuando el corazón expresa las verdaderas emociones.
Nos sentimos derretir cuando estamos viendo que se aleja de nosotros lo que tanto queremos.
Y la única solución, es hacer las cosas bien, pensando cada movimiento.
Porque cuando razonamos y hacemos un gran balance de lo que podemos perder, vamos a hacer todo lo posible para que realmente no lo perdamos.
Y eso es la realidad. Amamos hacer y sentir. Queremos que las personas cercanas estén bien.
Dejemos que la luz que vive en nosotros, nos muestre las puertas y los caminos por venir; esos que nos abrirán más puertas y más caminos. Y mucha gente verdadera se sumará.
La realidad, es lo mejor que vos querés para vos y para quien está a tu lado.
MARIANO SANTORO