Momento que nace desde el más puro deseo.
Momento de poner pausa y disfrutar para recuperar fuerzas y seguir.
Momento en donde las imágenes se proyectan y me muestran instantes de felicidad.
Momento en el cual me observo y veo crecimiento; me autocritico y a la vez, me alegro.
Momento en el que me atrevo a mirar hacia el futuro y la sorpresa sigue latente.
Momento de ver el presente que me regala la divinidad que me guía.
Momento de pensar que aún hay algo más para lograr.
Un camino lleno de colores que divierten y alegran a la vista.
Y no se trata sólo de ver, sino de sentir esos colores, de hacerlos piel y llevarlos como tatuajes que contienen energía.
Cielo que se abre y me muestra la misma paz que deseo viva en todo mi ser.
Arco iris que maravilla, que en cada color hay un mensaje que se va despejando, al igual que ese bello cielo.
Y la luna me observa, me brinda su luz nocturna y me hace compañía.
Y el sol que se atreve a salir en horarios distintos y se hace amigo para darme su abrazo de calor.
Calor y color, mirar y vivir, sentir y ser.
Momento de detener las manecillas y darme cuerda para volver al ritmo que me llevará a los mejores lugares.
Momento de curvas, porque son necesarias para confirmar que ya no pasaré por determinados espacios.
Momento de hacer espacio en mis recuerdos y llenarlos con todo lo que esté por venir.
Momento de luz que llega y la oscuridad abandona el contexto, porque el entorno deseado, es sólo de brillantez.
Momento de paz y de prepararme para amar, porque mis latidos saben que éste, es el momento perfecto para dar lo más profundo que vive en mí.
MARIANO SANTORO