Una sonrisa es una de las mayores expresiones que se puede observar cuando alguien está bien.
La sonrisa no miente; no tiene máscaras, sino que puede tener capas que son parte de nuestro rostro.
Y cada una de esas capas, significan vida, mucha vida vivida.
Una boca que dice con gestos.
Gestos que contagian y alegran a todos los que miran.
Cada sentido está presente y se potencia cuando hay una sonrisa.
Y para los dueños de esas sonrisas, nos dan ganas de contar el motivo.
Aunque muchas veces sólo se trata de estar pasando por un buen momento.
Y la sonrisa son instantes que se quedan y sirven como buenos recuerdos.
Todo el cuerpo toma conciencia de que esa sonrisa viene para quedarse.
Y exteriorizamos emociones que motivan a seguir accionando desde el bien, porque el bienestar, puede ser algo constante.
Y las veces en que algo quiere opacarnos, esas sonrisas estarán grabadas en nuestro ser.
Y nuestro entorno, las personas que más nos quieren, estarán para hacernos recordar los momentos en que sonreímos.
La sonrisa da vida, sana cada herida y nos dice que debemos continuar.
Que en cada sonrisa que le regalemos al mundo, nos permitimos oportunidades.
Una sonrisa abre puertas y sabe agradecer.
Cuando nos miramos en un espejo y aparece esa bella sonrisa, nos alienta a tener una jornada única.
Cada sonrisa, es dar un paso hacia el lugar deseado, adelantar la esperanza que tuvo lugar en muchas noches de sueños alegres.
Y es muy placentero que cuando le damos una sonrisa a la vida, del otro lado, hay una bella persona que valora nuestra acción y se suma en una hermosa cadena emocional y sanadora.
MARIANO SANTORO