En tiempos humanos puede llevar muchísimos relojes encontrar un destino.
Y si nos focalizamos en una persona para admirar, la mujer es el mejor ejemplo.
Lo que ha sabido experimentar a través de toda su existencia.
Hubo una era en la que las personas le daban más importancia a los valores.
Y todo es parte de la sabiduría con la que decidimos mantenerlos.
Y en el crecer, incluye años de aprendizaje.
Momentos llenos de obstáculos para hacernos más perseverantes.
Períodos de oscuridad hasta reconocer nuestra luz interior.
Y la paz interior, sólo la encontramos al crear nuestro propio espacio.
Viajar en el tiempo y disfrutar de las primaveras; sabiendo que llegan luego de crueles inviernos.
Desde la inmensa fe que manifestamos al sembrar una semilla.
Desde la paciencia que se suma a nuestra vida.
Creyendo en el poder extraordinario de la eternidad.
De sabernos felices por compartir etapas.
De las huellas que hoy perduran porque supieron alojarse en el corazón.
De los sentimientos que se expresan y tienen la duración exacta para confirmar que siempre dimos lo mejor.
Imaginarnos como personajes de época en la historia del amor genuino.
De animarnos a mirarnos en este presente lleno de esperanzas.
Y de compartir anécdotas junto a una mujer sin edad.
MARIANO SANTORO