Nacer es a su vez, el comienzo de la misión más importante de nuestra vida, que es darle sentido.
Cada uno, deberá encontrar lo que considere importante y si es posible, guiándose a través de los valores.
El afecto externo que recibimos, será tan motivador para continuar nuestra tarea y cuidarnos de que nuestras emociones enfermen.
Jamás nos sintamos diferentes por pensar o sentir distinto a los demás.
Quizás recibamos alguna ofensa, pero esa negatividad no tiene que infectarnos, porque también habrá gente que nos genere su fervor.
El camino que elijamos, lo haremos fértil, porque sembraremos amor.
Salir a la calle, tomarnos un café, animarnos a hablar con el jefe, hacer efectivo esos ideales que fabricamos en nuestros sueños.
En la escuela de la vida, también nosotros somos profesores.
Alguna vez nos podrá tocar brindar una conferencia y otras, recibiremos un trofeo.
Siempre podremos darle espacio a un festejo personal y social.
La misma vida, nos dará oportunidades para renacer como el Ave Fénix, es por eso que nunca debemos sentirnos indefensos.
Toda efeméride, tendrá el valor de nuestra pasión y crearemos el solfeo con lo que nos rodea.
Preferimos invertir en lo que el corazón triunfe y esa fortaleza será nuestra defensa ante las adversidades.
Algunos podrán comenzar a rodar la esfera de la positividad, creando el efecto necesario para sentir que lo que nos sucede, es parte de un festival de milagros.
Nos podremos aferrar a sentimientos que dejaron huellas.
Nos alegraremos de haber profetizado este bello momento.
La transferencia divina que nos conecta más allá de la periferia, se encargará de lograr que estemos satisfechos.
No debemos sentirnos indefensos si lo que deseamos no llega en la fecha anhelada, porque nuestro ser no dejará de manifestar nuevas transformaciones.
Encuentra tu fe y será el comienzo de tu felicidad.
MARIANO SANTORO