Hay veces que el cuerpo pide mudarse.
No sólo de lugar, sino de piel, de gente, de situaciones.
Tener una nueva visión para ampliar el panorama y sembrar nuevas esperanzas.
Alterando la rutina, le damos otro sentido a lo que hasta ese momento considerábamos vida.
Van pasando los días y todo el ser pide cambios.
Escuchar lo que nos dice el cuerpo, es renovar sensaciones.
Trasladar los muebles, el vestuario y los recuerdos.
Trasplantar vida natural en nuevas macetas, sembrando ideas y metas.
La metamorfosis hará su trabajo y a la brevedad, nos sentiremos extrañamente bien.
Las palabras que transmitiremos, darán el mensaje correcto a los oyentes que se sumen al camino.
La transferencia de comunicación, abrirá puertas de diálogo.
Iremos sustituyendo lo que ya no suma, porque nuestra matemática tiene una nueva misión.
Y todo el entorno se irá transformando, porque nosotros tomamos la decisión de transmutar.
Volando nuevos cielos, dejando huellas sobre las estrellas.
Dándole la maravillosa tonalidad para encontrar la propia sintonía.
Convertiremos los latidos en armonía.
Modificaremos emociones y los órganos, hablarán entre sí y juntos, serán el relleno perfecto del cuerpo en el que vivimos.
Seremos el transporte de nuestra evolución.
Y la transformación será observada con admiración, porque el cambio es posible y seremos guía a los nuevos y potenciales maestros/alumnos.
MARIANO SANTORO
