Los embarazos mentales también existen.
En ellos, se gesta la idea que viene acompañado por el sueño de poderla concretar.
En este caso, no era necesario una pareja, pero sí la gran compañía de los padres.
Una trilogía que se propuso ir por la misión personal del hogar que abrirá puertas y oportunidades.
Un espacio que ya no era una ilusión, sino que la vida se encargó de hacerlo real.
Y la perseverancia hizo su trabajo.
La fe, que siempre estuvo, iba encontrando en el camino los obstáculos necesarios para que la firmeza de nuestra creencia, continúe su camino.
Y había llegado el día en el que la mesa estaba servida y no se trata de desayuno o almuerzo, sino de poner los papeles al día.
De materializar lo monetario, de hacer un cambio en la que los nombres jugaban a coincidir y la empatía también dio su presente.
Y un nuevo presente llegaba para aferrarse con más fuerza a la vida.
Las ganas motivadoras de hacer, de cambiar, de ordenar.
Y todo empezó fluyendo de manera natural.
La paz tan ansiada, tuvo sus altibajos por externas situaciones, pero la tranquilidad emocional es mucho más poderosa.
Y esa nueva puerta se abría para dar paso a la esperanza de algo mejor.
Una libre invitación a quien quiera compartir su buena energía y luego, al irse, llevarse la renovación energética que emanaba del lugar.
El ejercicio físico, se mezclaba con el de la comunicación.
Nuevos rostros que llegaban con su mensaje, con sus palabras.
Y el silencio interno que nos permitía reflexionar.
Bienvenidos, es la palabra clave de este espacio que se abrió hace 9 meses.
MARIANO SANTORO
