sábado, 7 de julio de 2018

Besos nocturnos

Una salida que aparentaba normal, se fue transformando en mística.
La luces del lugar dibujaban rostros sin crear confusión.
El neón, sabía muy bien qué resaltar en esta especie de búsqueda personal.
Y entre los pasos que daba entre la oscuridad, mis ojos fijaron una meta.
No me dejé llevar por la velocidad, porque percibía que este presente, tenía demasiados mensajes para dejarlos pasar.
Me presenté ante esa belleza natural y sólo deje soltar una pequeña sonrisa.
Algo se encendió en su ser y nos anexamos en la inmediatez de lo causal.
Algunas sombras nos cruzaban, intentando impedir la conversación de miradas.
La música nos iba envolviendo y comenzamos a bailar.
Conectamos con aquellas ilusiones que estuvieron en varias etapas de nuestra vida.
Y hoy, renacíamos con entusiasmo ante la magia de lo inesperado.
Estaba ahí, siendo espectador y protagonista.
Testigo de que el amor sabe de sorpresas.
Y sentí una caricia en mi mente.
No hubo necesidad de tocar ni de ser rozado, sino que la unión se agregó como parte del guión del destino.
Mis párpados se cerraron unos segundos y la sonrisa regresó para compartirla con ella.
Caminamos tomados de la mano y el tiempo nos encontró en la cercanía que sólo sabe la soledad y su compañía.
Los 2, vibramos con el mimo de sentir la llegada de la felicidad.
Nos fuimos dejando visitas en el camino, mientras nos animamos a los primeros besos nocturnos.
MARIANO SANTORO