viernes, 27 de julio de 2018

Medicina al alcance de tu amor

Varias enfermedades han pasado hasta que la receta fue el aprendizaje.
Los caprichos, más allá de las edades, estaban ahí, para dar su opinión.
Y los caminos a la comunicación se distorsionaban.
Perdidos en un laberinto sin conocer ni la entrada, ni la salida.
Y el encierro emocional aparecía, esperando el milagro que del otro lado den una señal.
Todos pasamos por etapas oscuras, aún conociendo la luz.
Luego, le dimos otro valor e importancia a esa luminosidad.
Y el cuerpo nos hablaba constantemente.
Tratábamos de no escuchar ni siquiera nuestra voz, porque no queríamos perder aquélla voz que tanto bien nos hacía.
Y los ruidos externos, confundieron las palabras que alguna vez nos habían dicho.
Se desvanecían los recuerdos y quedaba la fe.
Y fue cuando comprendimos que nuestra autoestima era la prioridad.
Fuimos sembrando pequeñas semillas para darnos el valor que buscábamos afuera.
Y de a poco, vimos que crecía en nosotros algo importante.
La vitamina necesaria aparecía cuando pensábamos en nosotros.
La mejoría llegaba y era la motivación perfecta para continuar.
Crecimos en edad y en sabiduría; manteníamos dosis de inocencia, pero sabiendo que no todos la valoran.
Y en el amor propio, encontramos varias respuestas que antes habíamos bloqueado.
La solución llegó para abrir oportunidades y dar a conocer que nuestro amor, reluce y está dispuesto a mucho.
MARIANO SANTORO