Probablemente has pasado varias noches sin dormir pensando en todo lo que hiciste y luego te arrepentiste.
Algún pequeño sentimiento de culpa queriendo agrandarse.
Nombres y detalles que van pasando delante de tus ojos.
Siempre diste y dejaste todo de vos, porque creíste que esa era la única manera de amar.
Y en esa entrega, tu fuerza se fue desvaneciendo.
Tu imagen luchó por no caer y enfermarse.
Y tus latidos, aprendieron a tranquilizar sus latidos.
Tu fe, siempre estuvo en el nivel adecuado para tomarte tus espacios personales.
Tantas veces tropezaste y tu ánimo, casi por el piso haciendo juego con vos.
El dolor quiso hacerse piel y volviste a luchar.
En tu interior comenzó a surgir una fuerza natural que te permitió crecer en todo sentido.
Mutaste en mariposa y en tu cotidiano volar, aprendiste una nueva manera de observar.
La humildad te ayudó a darle valor a lo que realmente es importante.
Tu energía, de a poco fue tomando coraje para salir adelante.
A veces, se cruzaba el pasado queriendo anclarte en él.
Y lo tomaste como parte de la sabiduría del cambio.
Hoy, tu vuelo tiene el color de la vida.
Y tu amor resurgió de las cenizas.
Tu fortaleza, tiene los pilares del amor que aprendiste a darte.
MARIANO SANTORO
