En cada fase de la luna, me he sentado a dedicarle algunas palabras.
Y todas las facetas de mi ser, han seguido los valores aprendidos.
Etapas vividas y disfrutadas al máximo.
Y en esta serie en la cual soy protagonista, me encuentro con más anhelos y ganas.
Deseos de seguir creciendo y evolucionando.
La sucesión continua de situaciones agradables, hacen que esta experiencia sea más satisfactoria.
Como espectador, poder observar los cambios externos y modificar algo en nosotros.
Adaptarnos para que la convivencia con lo que nos rodea, esté en sintonía.
Enchufarnos a 220 y vivir la vida al 100.
Cifras que marcan edades y diferentes estados.
Aprendimos a trasladar la mente y el cuerpo, cuando algo no nos cerraba.
Mientras dejábamos las puertas y ventanas abiertas, supimos poner fin a algunos sucesos.
Símbolos que se dibujan en el cielo a la vez que nos asombramos.
La cara de Selene es la misma que ve nuestro corazón.
Nos imaginamos figuras y sin importar el horario de visualización, siempre vimos algo en particular.
La tierra por la que caminamos, nos permite encontrar nuevos destinos.
Y el cielo mágico se expande para confirmar que aún sentimos admiración.
Las melodías que acompañan y juegan con las emociones.
Ciclos, para valorar cada instante del habitante que elegimos ser.
MARIANO SANTORO