Mirada sorpresiva y alerta a lo que está por pasar.
Los pensamientos se expanden para dejar paso a la imaginación.
La ilusión emocional, abre nuevas puertas.
Ya no se ven obstáculos, porque aprendimos a jugar mientras los hicimos a un lado.
Continuar, de la manera que sea, siempre ha sido una interesante misión.
La alegría que muchas veces se escondió, esperando su turno de salir a la luz.
La oscuridad, dando vueltas alrededor y queriendo opacar los momentos.
Amigos que supieron decir lo que guardaban en su corazón.
Y el alimento diario del encuentro.
Esos abrazos sanadores que llegaban en el instante exacto.
Y ahí estamos, entre 2 hemisferios dando lo mejor de cada uno para ser uno mismo.
Distraernos lo suficiente, ya que será de beneficio en tiempos de sequía cariñosa.
Aunque la fe nos permite creer que sabremos cruzarnos con la ayuda necesaria.
Recordar las manchas que dejábamos en las paredes.
El guardapolvo embarrado lleno de sonrisas cómplices.
Y la carcajada que nos salvaba de la culpa.
Prácticamente, ni sabíamos que existía sentir algo así.
Nos dedicábamos a ver todo lo bueno.
Y hoy, la mente juega un partido importante, el clásico de nuestra vida y saldremos ganando.
MARIANO SANTORO