Entre un planeta mental y el corazón personal.
Equilibrar los pensamientos para que el accionar sea el correcto.
Tener la sabiduría de estar en el centro y saber hacia qué lado dirigirse.
Elegir entre el gran abanico de opciones, sabiendo que no todas conducen a la ganancia espiritual.
Materializar instantes para que los recuerdos tengan más peso.
El valor de la entrega de tiempo, a quien sabe apreciarlo.
El pasado queriendo influir frente al futuro preparado para construir.
Y el presente que juega en la mente para darnos paz.
No somos mitad de nada, sino personas enteras que a veces, nos quebramos.
Y juntar las piezas es parte de las tareas diarias.
El universo observa cómo lo miramos.
Y los ojos, que ya no quieren empañarse, brillan sabiendo que hay un más acá interesante.
Que en nuestras manos, está la correcta decisión.
Las mismas que se ofrecen para ayudar y anhelan recibir caricias, porque ellas mismas las dan.
La luz que nos ilumina, no distingue noche del día.
Hemos estado sentados y acostados, ya es hora de pararnos y accionar.
Caminar hasta encontrarnos.
Será bellísimo saludar a quien siempre quise ser.
MARIANO SANTORO