La estación cambia de color y nosotros nos fusionamos para ponernos al día.
Sin dejar atrás lo que hemos sido, adaptarse, sin perder la esencia.
Mixtura de sensaciones, porque todo cambio tiene consecuencias.
Recuperar algunas conversaciones y otras, dejarlas pasar hasta que se pierdan de vista.
Mezclar emociones, jugando con inocencia y sabiduría.
Estar atentos a lo que sucede, porque las decisiones querrán marcarnos.
Y salir ilesos, sin cicatrices, precisa de una gran habilidad.
Luego de habernos chocada con paredes reales y virtuales, ya aprendimos la diferencia.
Y el dolor, es similar y es el mayor aprendizaje.
No debemos caer repetidamente en la misma trampa.
Y más allá de nuestra mirada, hay alguien que observa y él sabe bien qué es lo mejor para nosotros.
La justicia tiene que ser sólo divina y nosotros, esperar y a la vez, progresar.
Mostrarnos a nosotros mismos que tenemos fortaleza para afrontar golpes.
Que brillar, se hace aún estando quebrados.
Y cada parte rota, se une a lo que queremos ser.
Y la grandeza de cada persona, se forma con pequeñas partecitas.
Arriba, siempre estará el cielo, si somos humildes y nos animamos a ver con el corazón.
Caminemos lo suficiente, encontrando nuestro propio camino.
Y cuando llegue el momento, volemos de los lugares en los que no somos valorados.
MARIANO SANTORO