Hoy me encuentro con una caja llena de emociones.
Que al abrirse, comienzan a salir los mejores recuerdos de mi crecimiento.
El niño que siempre estuvo presente; supo compartir mucho espacio con el adolescente descubridor.
El que investigaba y observaba todo lo que sucedía a su alrededor.
Que se permitía dejar salir algunos sentimientos, porque conoció lo que es el encantamiento de querer estar con otra persona.
Y llegó esa persona; la que sería una de las tantas marcas que dejarían su huella.
Una de las maestras de la vida, que en nombre de la necesidad de sentir cariño y sentirse querido; uno deja de ser uno mismo.
Ese cambio, no se suele ver en el presente y por eso es muy importante el futuro para ver el pasado.
Esa conjugación necesaria para poder armar el rompecabezas emocional que será el que determinará el camino a seguir.
Y entre esa hermosa caja que vuelve a abrirse; salen lugares a los cuales me transporto; viajo con gran velocidad para detallar nuevamente instantes que me provocaron alegría.
Y salen canciones que se filtran a mi piel y llegan directo a las venas, circulan por la sangre y movilizan todo mi ser.
La música inunda todo el ambiente y recrea el ambiente necesario para que no me afecte.
La música me ha hecho crecer.
Aprendiendo de sus letras y su melodía; he sabido escribir las propias que logran mi armonía.
Y las emociones siguen fluyendo, porque siguen saliendo momentos importantes.
Personas que están, que siguen siendo parte porque se ganaron un gran lugar en mi corazón.
Personas que estuvieron el tiempo exacto para darme cuenta que extrañar es una gran materia por aprender y que la misma, no moleste.
En varias ocasiones, muchas de esas emociones, salen a la luz con la fuerza de la imprudencia, con la desesperación de querer obtener anticipadamente algo que quizás no sea para nosotros.
De ahí, la importancia de ajustar la mente, el corazón y todo lo que queramos decir y hasta sentir.
Lo que yo quiera, no da por sentado que del otro lado quieran lo mismo.
Cada persona tiene sus ideales y sus sueños y es muy positivo compartirlos, pero no cambiarlos por gustos ajenos.
No hay que obligar a alguien a que sienta lo que sentimos nosotros, pero sí, mostrar que desde nuestro corazón, hay sentimientos sinceros.
La evaluación es personal y lleva tiempo.
No hay que acelerar algo que probablemente no pueda dar 3 pasos naturalmente.
Las emociones no vienen con manual de instrucciones y el control, está únicamente en nosotros y aprender su utilización correcta.
La mayoría de las veces, las cajas vienen llenas de sorpresas; esas que quizás esperábamos y otras tantas, las que nos hacen pensar.
El estar preparado a recibir algo que alguien se tomó el valioso tiempo de creer que podría gustarnos y hacernos bien, merece su debido respeto.
Lo que hagamos con la caja, es nuestra decisión.
Eso es valorar todo lo que acontece.
Porque si miramos la vida, amanece para todos, pero no todos lo saben apreciar.
Y es lo que no tiene precio, lo que mayor calidad y duración tiene.
Los sentimientos verdaderos, perduran.
Las emociones correctas y controladas; son las que emergen de nuestro ser y saben sembrar, incluso en lugares que el destino alguna vez pondrá en nuestro camino.
Mis emociones, hoy están en paz, porque tienen al amor que vive en mí para saber guiarlas.
MARIANO SANTORO